Mirar el interior de tus ojos es como abrir una puerta secreta detrás de la cual hay un tesoro valioso que ha permanecido intacto a través del tiempo. A veces, cuando duermes o dormitas, miro tu rostro tranquilo y me dejo mecer por tu respiración pausada. Otras veces, mientras duermo, puedo sentir la calidez de tu mano sobre la mía y el significado de ese gesto, que no es otro que el amor en su estado más puro. Tu cuerpo envolviéndome, me transporta a un mundo mágico, a otra dimensión. La paz, la calma, la complicidad, en resumen, la felicidad, es lo que siento cuando, acurrucados, vivimos estas y otras escenas de cama. Unidos y acompañados. Completos y, si estás de acuerdo, enamorados.
De tu mano no siento el paso de los dias. Mis pies quieren volar y mis alas quieren saltar. Mi cerebro late y mi corazón no tiene más remedio que poner cordura.
Ya ves, en este mundo de sentimientos todo va al ritmo que la sangre impone.
Si tú me dices ven...