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domingo, 12 de febrero de 2012

Y NUNCA NADA VOLVIÓ A SER COMO ANTES

Sigilosamente entró en el dormitorio y besó a la bella dormida. Despertó ésta de su letargo y dirigiendo su mirada a la boca portadora del beso pronunció una frase que sólo ellos entendieron. Al unísono sonaron sus risas levantando un revuelo entre los pájaros que, aprovechando el letargo de la dama, daban rienda suelta a su apetito, picoteando los tallos de las chumberas. Atolondrados por el sonido erraron la dirección de huida y fueron a posarse sobre el alfeizar de la ventana de la estancia donde jugaban los amantes. Su trinar, el único sonido del reinado desde hacía dos décadas, quedó enmudecido por las palabras que entrelazando graves y agudos compusieron una sedosa escalinata por donde, abrazados, descendieron hacia el vacío. Nunca el vacío estuvo tan lleno, de flores, de estrellas, de luz y de besos.

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