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miércoles, 16 de octubre de 2013

MIS ZAPATITOS DE TACÓN

Sobre sus zapatos de tacón era toda una personalidad o quizá, sería más acertado decir que era todo un personaje. Caminaba segura de si misma y no le importaban en absoluto aquellas miradas incisivas que encontraba a su paso, sobre todo porque no veía prácticamente nada. Su charla dislocada y sin sentido ahuyentaba de su lado al grueso de las personas conocidas pero no reparaba ella en esas minucias. Su existencia era suya y la vivía como quería, en la más absoluta irracionalidad de horarios.
Un día sufrió un desvanecimiento inoportuno y fue a darse de bruces con un automóvil que transitaba por la calle. Tuvo suerte de que la conductora, respetuosa con las normas de circulación, no sobrepasara los treinta kilómetros por hora, de no ser así, lo que se quedó en una anécdota podría haber sido una tragedia, pero, eso sí, su pierna se quebró y para su desgracia se vio obligada a dejar de lado sus tacones.
No tomó calmantes para aminorar el dolor de su extremidad dañada, los tomó para calmar su ego, para no sentir la indignidad al verse disminuida en quince centímetros y caminar sobre zapatillas de vieja, cuando ella solo tenía ochenta años.

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