Páginas

martes, 24 de junio de 2014

DE MADRUGADA

Una nube inmensa y gris se posó sobre la cuerda de tender la ropa. Los calcetines la abrazaron con tantas ganas que quedaron empapados hasta las costuras. Se sentían tan felices al sentir que la borrasca había puesto sus ojos en ellos, que decidieron seguir abrazados a ella por mucho tiempo, sin embargo, la visita solo permaneció allí un instante, pero antes de evaporarse definitivamente, dejó un pequeño charco en el suelo y los gorriones pudieron calmar momentáneamente su sed.

No hay comentarios:

Publicar un comentario