Ni dieciocho, ni veinticinco, ni cuarenta, pero... tres, sí...
Volver a tener tres años y recordar esta vez la felicidad de ser libre y único. Reír, saltar, llorar, cantar y no mirar qué ropa ni qué zapatos llevo. Disfrutar y sentirme arropado. Inmensamente dichoso, con mis pequeños dientes blancos recién estrenados y mis ojos llenos de esa luz que nunca más volverá a ser igual.
Volver a tener tres años y recordar esta vez la felicidad de ser libre y único. Reír, saltar, llorar, cantar y no mirar qué ropa ni qué zapatos llevo. Disfrutar y sentirme arropado. Inmensamente dichoso, con mis pequeños dientes blancos recién estrenados y mis ojos llenos de esa luz que nunca más volverá a ser igual.
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