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miércoles, 14 de enero de 2015

CENICIENTA

Me sentí la más afortunada cuando deslizó el zapato sobre mi pie y se ajustó a la perfección. Luego pedimos el otro. En realidad lo que queríamos no era ver como me sentaban, lo que queríamos era correr con ellos puestos para llegar enseguida a nuestro guateque particular.
Ni anuncio de compromiso, ni preparativos de boda, ni tan siquiera invitados, mejor una odisea en el espacio para que no sea la gravedad la que limite nuestros cuerpos...
... ¿Dónde quedaron las 12?

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