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lunes, 12 de enero de 2015

DE NUEVO ENERO

Después, cuando fui a la cocina a hacer la cena, todo era frío y oscuridad.
La olla giraba imparable y yo, inmóvil, no quería ir a apagar la cocina. Si me quedo sentada en este lugar, pienso,  y no me muevo de ahí, puedo imaginar que tú estás en la habitación de al lado. Si me levanto y recorro la casa, entonces seré consciente de tu ausencia y no quiero.
Es muy tarde, mis ojos abiertos escuchan tu respiración.
Iré a buscarte y seremos vaporosos cuerpos que se deslizan en la noche. Nuestros besos harán reír a las estrellas y ellas nos mostrarán el camino a casa.

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