Páginas

domingo, 29 de septiembre de 2019

LLUEVE SOBRE MOJADO


    Ponte el abrigo marrón. Hace frío.
    ¿Desde cuándo tengo un abrigo marrón?
    Si hombre, el que compramos en las rebajas.
    ¿El verde, dices?
    ¿Verde? ¿Cómo verde?... ¿Esto es verde?
    ¡Claro! lo que te decía.
    ¡Vamos a ver! Esto es marrón de toda la vida. ¡Marrón!
    ¡Y una mierda marrón! El marrón no existe.
    ¡No existe, listo! ¿Y esto qué?
Desesperada sacó unos zapatos, una chaqueta de lana y algunas prendas más, en distintas tonalidades de lo que, a todas luces, era marrón.
    Pues tus zapatos son verdes, como mi abrigo, y, esta chaqueta es naranja oscuro. En cuanto a lo demás, no me pienso pronunciar ¿o es que te crees que soy un parvulito que está aprendiendo ahora los colores? Y, por cierto ¿por qué te gastas tanto dinero en ropa? ¿Y cuántos pares de zapatos tienes ya? Y al final, todo para ir siempre con el mismo pantalón vaquero y esas botitas ridículas que tienen más años que sol.
    Y que, te lo recuerdo, son marrones.
    ¿Eso marrón? Eso es del color de la arena de la playa y no tiene un nombre definido.
    ¡Vete a la porra!
    Las porras sí son marrones ¿ves? ¡Siempre quieres llevar la razón!

martes, 24 de septiembre de 2019

LAS GAFAS DE LA NOSTALGIA


Me las acercó y me invitó a que me las pusiera. Sus gafas de montura y cristales, rosa. Pequeñas y estrechas para mi cráneo. Me llevó hasta la orilla de la mano y nos sentamos muy juntas, esperando que una ola nos trajera espuma y arena a partes iguales. Entre tanto, cantábamos. Miré al horizonte y mis ojos detrás de aquellos cristalitos rosáceos, se impregnaron del vapor de la nostalgia, y vi, nítidamente, que no muy lejos, otros rostros sonrosados, salpicados de vida y de sal, me habían colmado de dicha.
 No me hacía falta el espejo para ver, que atravesada por la flecha imparable del tiempo, me dolía de las heridas y las culpas. Pero su voz impaciente y cantarina puso fin al túnel del pasado, anunciándome lo que ambas esperábamos; una ola que nos tambaleó por dentro y por fuera. Las gafas salieron despedidas y las dos miramos cómo se alejaron para luego volver a la orilla. Como mis recuerdos, como la vida. La tomé en mis brazos y mi beso transcendió el presente. El suyo tenía el sabor de la dicha. Nos miramos y supimos que las conexiones especiales son inmunes a la distancia y al tiempo.

DULCE ESCLAVITUD, AMARGA CONDENA


Mi primer contacto consciente contigo fue en una feria, me fascinó  la manera en que, dando vueltas, te transformabas dejando tu blanco inmaculado, para componer delicias de colores.
A escondidas disfrutaba de tu brillo cristalino, ni el mineral más perfecto podía hacerte sombra. Mamá nunca supo cuán enganchado a ti estaba hasta que una mañana, sin explicación posible, me desmayé.
Han pasado más de cuarenta años y sigo siendo tu esclavo. Mamá murió hace meses, ya nadie me vigila. Soy el yonky de las pastelerías y en mi despensa, los bollos industriales ocupan todas las estanterías. La comida precocinada es la reina de mi mesa y nunca faltan los helados.
Esta mañana mientras desayunaba, un programa de televisión te tenía como protagonista.  Los males que causas los tengo todos y los asumo, sin embargo, me he sentido defraudado al descubrir que tu blancura es una máscara que consigues a fuerza de muchos lavados con químicos.
Loco, lleno de rabia, he roto los azucareros, vaciado los estantes y derretido los helados. Ya no te quiero, me das asco y vergüenza.
Luego te he buscado ansioso, nervioso y al no encontrarte he llorado.
 Nunca voy perdonar que me sedujeras, eres una embaucadora.

domingo, 12 de mayo de 2019

SIN IMÁGENES

Olía a verano pero por un momento, el invierno vino y se lo llevó a más allá. 
Ricardo, un hombre con los genes amaestrados a la comodidad y sin culpas se quedó dormido para siempre. 
Tal vez pensaba que no lo habían comprendido nunca porque ya se sabe que cada humano se encierra en su verdad, aquella que ve, en la que cree y que nunca es única. Ricardo, el jefe, caprichoso a veces y cabezota, otras, no hizo ruido al quebrarse. No emitió  ni un sonido ni una queja.
Entre burbujas de agua y oxígeno, despegó de lo terrenal y por fin pudo respirar sin trabas ni ayudas externas. Por fin  habrá visto a todos esos santos a los que rezaba cada tarde.

viernes, 15 de marzo de 2019

EL CUENTO DE LA VIDA

Érase una vez un hombre bueno que estaba metido en un bucle de incertidumbres.
Érase una mujer de alma sensible que soñaba un mundo que no acababa de llegar.
Erase un mundo sombrío en las tardes a pesar de que el sol ponia todo su empeñó.
Erase un tiempo que jugaba a irse de entre las manos del hombre y la mujer. Erase un dia en que la mujer dejó escapar un suspiro y la ventana se abrió, el hombre abrió los ojos deslumbrado por el sol.
Erase un día en que la oscuridad, aburrida, abandonó el lugar y las tardes se llenaron de cantos de pájaros y de flores silvestres.
Erase un día en que el hombre olvidó que un día estuvo inmerso en un bucle de incertidumbres.
Erase un día en que la mujer encontró el mundo que soñó.
Caminaron de la mano, como muchas otras veces pero esta les supo diferente pues llevaban los cinco sentidos    en la misma dirección que sus pasos.

miércoles, 20 de febrero de 2019

ESTRENAR EL CORAZÓN

Se echó el aire y se quedó una buena noche, se veían las cigüeñas sobre los milagros. Mi tía contaba chascarrillos de la niñez en un ambiente que me recordó a cuando era pequeña.
Quisiera tener el corazón nuevo, recién estrenado, puro y latente, sin desconfianzas ni desconsuelos, sin preocupaciones, sin malicia, sin angustias ni desasosiegos. Sin raíz, eso es. No haber sido plantada y arrancada tantas veces.  Ser, no un pájaro, sino sus alas. Unas alas en mi corazón, unas que me devuelvan la carcajada y la luz plena. Unas que me lleven sin trabas a tu ventana y no encontrarte dentro, sino a mi lado, libre y feliz tu también y emprender un vuelo juntos, en caída libre y sin miedos. Mirándonos a los ojos y sabiendo que podemos realizar el sueño, así, sin misterios, sin obstáculos, sin pasado y sin futuro.
Solo volar, solo reir, solo amar.

martes, 1 de enero de 2019

Ahora sí

Comenzado el nuevo año. Llegamos al objetivo. Nada que nos detenga, lo vi anoche en tus ojos y en la forma en la que, acercando mi boca a la tuya, me has besado.



En tus palabras un compromiso tácito ha abierto la puerta al mañana. Ya nada nos detendrá. Que nadie se empeñe en poner barreras. Ayer a las doce, como una cenicienta moderna, con botas y vaqueros, abandoné la huída en dirección al sótano frío y oscuro de tu ausencia.
Libres e imparables, hemos abierto todas las puertas a la vida.