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miércoles, 7 de abril de 2021

ESPEJO SIN REFLEJO

 


Tenía cinco años cuando perdió la espontaneidad. La inocencia dio paso a lo reflexivo.

En una décima de segundo,  ella que era la quintaesencia de los pensamientos libres, amasados desde la inconsciencia, abrió la puerta al silencio y al temor. Su mundo se volvió como  un calcetín y su candor quedó atrapado en la misteriosa celosía del cosmos.

Con cinco años no sabía qué emoción la incitaba a encogerse, sonrojarse y apartar la vista cuando alguien, no perteneciente a su árbol genealógico, posaba la mirada sobre su rostro virginal. Se estremecía. Sufría. Quería desaparecer.

Segundos después de esta evidencia, decidió enterrar muy adentro sus caricias, otrora efusivas y generosas, sustituyéndolas por gestos interrogantes, que no esperaban respuesta y miradas furtivas, que nunca pretendió ocultar.

Renegó de ser el fruto que pugna por salir de entre los pétalos agostados para convertirse en una espina, herida e hiriente, y, sintiéndose extraña en su propia esencia, corrió a esconderse bajo el delantal de su abuela donde permaneció largo rato, sin llegar a descubrir por qué su corazón aplastado ahogaba su voz, y, por qué un pucherito infantil, doblegaba sus labios mientras que un puñado de lágrimas impertinentes, la hacían sentir ridícula y avergonzada.

martes, 12 de enero de 2021

ESCENAS DE CAMA

 


Mirar el interior de tus ojos es como abrir una puerta secreta detrás de la cual hay un tesoro valioso que ha permanecido intacto a través del tiempo.  A veces,  cuando duermes o dormitas, miro tu rostro tranquilo y me dejo mecer por tu respiración pausada. Otras veces,  mientras duermo, puedo sentir la calidez de tu mano sobre la mía y el significado de ese gesto, que no es otro que el amor en su estado más puro. Tu cuerpo envolviéndome, me transporta a un mundo mágico, a otra dimensión. La paz,  la calma, la complicidad, en resumen, la felicidad, es lo que siento cuando, acurrucados, vivimos estas y otras escenas de cama. Unidos y acompañados. Completos y, si estás de acuerdo,  enamorados.
De tu mano no siento el paso de los dias.  Mis pies quieren volar y mis alas quieren saltar. Mi cerebro late y mi corazón no tiene más remedio que poner cordura.
Ya ves,  en este mundo de sentimientos todo va al ritmo que la sangre impone.
Si tú me dices ven...