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lunes, 24 de marzo de 2014

TODOS CALLADOS

No faltó el sol ni tampoco una nube inmensa que soltara su cabellera para arroparme. El espectáculo más bello se desplegaba ante mis ojos a medida que avanzaba. Rosas, azules, grises y blancos degradados llenaron la atmósfera de pinceladas. Inimitable. Ni el genio más excelso, ni el artista más brillante podría nunca plasmar, ni siquiera en una foto, la belleza de la naturaleza.
Luego apareció un chemtrail y con la monótona, sucia y mil veces explotada estela que lo identifica, rompió la asimetría de las nubes y ensució la pureza de tanto algodón gaseoso.
¿Y nadie dice nada?






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