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martes, 10 de junio de 2014

LA SIESTA

Bip bip bip bip...comunicando...la hora de la siesta.
La vio dormida, con la boca entreabierta , la respiración tranquila. No temblaba.
Anheló su voz y su risa.
Deseó poder decirle un beso.
Colgó el teléfono y bajó las escaleras, luego, más tarde llegarían, la voz, la risa y el temblor. Ahora debía dejar que descansara. Para ella, la siesta era un regalo de fin de semana.

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