Escondidos, todos los relojes nos espiaban. Ajenos al devenir de sus manecillas, vivimos abrazados un día más.
Ahora han salido de los cajones y sonríen porque durante todo este tiempo han escuchado la melodía y nuestros besos.
Los miro, me miran, se preguntan, me pregunto. No se donde prefieren estar ellos, pero a mi me gusta más prescindir de sus servicios.
Ahora han salido de los cajones y sonríen porque durante todo este tiempo han escuchado la melodía y nuestros besos.
Los miro, me miran, se preguntan, me pregunto. No se donde prefieren estar ellos, pero a mi me gusta más prescindir de sus servicios.
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