Señor Frank Sinatra, deseo que a la llegada de esta se encuentre usted
bien, nosotros vamos tirando.
Mi madre insiste en que le
escriba para que le cuente que mi padre era un gran admirador de su
persona y que, de hecho, cuando la
conoció a ella y, para conquistarla, le pidió a su madre, que era sastra, que le
hiciera los pantalones como los que usted llevaba en sus películas y un traje claro para las ocasiones especiales.
A lo largo de su vida y mientras a su alrededor todo el mundo entonaba
“My Way” él prefería silbar, Till The End Of Time hasta que un día un bisturí sesgó sus cuerdas vocales y aunque el aire nunca más
salió a través de sus labios, siguió tamborileando con sus dedos la melodía. Usted
era la voz y mi padre la fortaleza.
Mi madre desea que usted vaya a recibirlo y a abrazarlo ahora que
compartirán espacio.
PD:
Señor Sinatra, si me oye hágame una señal porque no sé a dónde debo
llevar esta carta ni cómo diablos va a recibirla, sin embargo, está tan
afligida, tan perdida, que entre lo posible y lo imposible no distingue
frontera.
Muy bonito relato.
ResponderEliminarEspero que te haya dado alguna señal el Sr. Sinatra. si no es así, cuando recuerdes a tu padre escucha de fondo las melodías cantadas por Frank que os gustaban. Ambos seguirán vivos mientras alguien los recuerde.
Saludos Merche.
Eso haré. Muchas gracias y felices días Isidro.
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