Traduciendo los sentimientos

martes, 20 de septiembre de 2022

Sobre hombres, mujeres y despropósitos.

 Sobre hombres, mujeres y despropósitos

Hace días que quería llegar aquí para llegar aquí, a este tema que muchos callan, pero del que todos y sobre todo, todas, quieren pronunciarse.
Mi pareja es más joven que yo, tampoco muchísimo, no podría ser su madre, pero sucede que parece aún más joven de lo que es. Estoy un poco harta, la verdad, de que en muchos de los lugares a los que vamos, las mujeres y digo bien, las mujeres, siempre acaben preguntando si es mi hijo, mi amigo, mi yerno o… todo menos lo que es, mi pareja.
Y digo yo… para comprar en el supermercado, en la gasolinera o en la tienda de informática, hay que saber qué grado de consanguineidad tiene la persona con la que acudes (cara de interrogación).
Circulan por las redes miles de post de personas, mujeres, que piden igualdad, que se hacen llamar feministas y actuales, que dicen tener las mentes abiertas, pero, a la hora de mirar de frente a una persona son capaces de hacer la impertinente pregunta.
No es un ataque contra las mujeres, o sí, tal vez lo sea porque nosotros, mi pareja y yo, a lo largo de este largo periplo juntos, hemos frecuentado muchos y variopintos lugares y nunca son los hombres los que suelen hacer esta diferenciación que a veces raya en lo malsano o lo dañino.
Una vez dije yo en una reunión de coeducación (porque yo era la coordinadora en un centro en el que trabajé, pero me borré porque veía cosas que no iban ni de lejos con la coeducación sino más bien con la política y el quedabienismo), dije yo, continuo, que muchas veces las propias mujeres hacemos que el machismo como tal siga vigente en nuestros días, con nuestra forma de educar y con esos pequeños tips que inculcamos a nuestros hijos varones o nuestros allegados varones. Fue decir esto y una señora me habló y con mirada furibunda y lapidaria me dijo que lo que nos hacía falta a las mujeres era mi comentario. Luego supe, más tarde supe, que ella se levantaba cada día a las siete de la mañana para ir a buscar un bollo reciente para hacerle a su hijo varón, el bocadillo.
¿Qué quiero yo? Quiero igualdad de oportunidades para todos y mira por donde que eso incluye que tu pareja sea más joven o lo parezca, o es que el hecho de tener ocho o diez años más implica que eres menos válida para un amor más juvenil. ¡Qué equivocación más grande! Conozco a mujeres más jóvenes con actitudes más… asentadas y conozco a hombres mayores que están llenos de energía y vitalidad… y no voy a entrar en temas sexuales porque me enciendo (risas).
¿Qué quiero yo? Quiero que todas esas personas, mujeres (repito), que dicen tener la mente tan abierta, reflexionen un poquito antes de preguntar y si no quieren reflexiona

r que no pregunten porque digo yo que hay muchas cosas interesantes que hacer en el mundo que no tienen nada que ver con el cotilleo malsano de saber quién te acompaña y por qué.

lunes, 12 de septiembre de 2022

El ciclo de la vida

 EL CICLO DE LA VIDA

Una vez fui un duende. Otra vez fui la seta donde se refugiaba el duende. Una vez se destruyó el entorno donde seta y duende habitaban. Una vez, después del desastre, el sol volvió a prestarse para que con su luz y su energía pudieran recuperarse. Una vez el agua de la lluvia cayó sobre el suelo. Una vez los musgos y los líquenes resurgieron de nuevo. Una vez herbáceas, arbustos y árboles encontraron su lugar. Una vez la tierra se lleno de humedad. Una vez brotó una seta y un rato después surgió un duende y ambos se unieron tanto que nadie acertaba a saber quién era quién, por eso una vez fui duende y a veces su morada porque sin raíces nunca crece nada.
Y colorín colorado este cuentito se ha acabado y quién no se levante se le queda el culito pegado.
Puede ser un dibujo animado de texto
Amalia Lorente, Pedro Locubiche Ridao y 3 personas más

sábado, 15 de enero de 2022

¿Cómo eres tú?

Dicen que los comienzos son siempre difíciles, pero no estoy de acuerdo con eso porque en los comienzos estás avalada por una ilusión que a veces no se tiene cuando se avanza en el proceso.

La euforia de lo nuevo y lo desconocido hace milagros. La adrenalina, las endorfinas y todas las buenas "inas" se apoderan de tu vida y no ves ni entiendes los obstáculos porque eres una guerrera...o guerrero, claro, y puedes con todo lo que se te venga encima. Luego echas a rodar y en ese rodamiento y como ya todos sabemos, la erosión empieza a hacer mella y el desgaste te duele en lo más profundo de tu corazón.

¿Me refiero a algo en concreto? me refiero a todo y a nada en concreto. Me refiero a la infancia, o a la adolescencia, o a la juventud, y qué decir de la madurez cuando llega ese tiempo otoñal en que todo es dorado y bello, pero claro, siempre hay un hijo de vecina que te cambia el color del cristal con el que estabas mirando y, entonces, la dorada madurez se convierte en la acumulación de desgastes y erosiones.

Qué pensamientos más inquietantes en sábado ¿no? Todos sabéis que da lo mismo y que los pensamientos vienen y van, renacen y mueren en el silencio de la oscuridad.

Escuché el otro día un consejo de estos filosóficos y orientalizados que decía, si ya no puedes más ovíllate como un gato y quédate ahí hasta que te cures, escucha a tu cuerpo.

No sé. No me apetece nada ovillarme cuando estoy en esos momentos de "inexistencia", prefiero bailar y correr. Prefiero reír y charlar. Prefiero escribir y también prefiero desenvolver un bombón como si fuera el último que me voy a comer y llenar mi boca de chocolate caliente, tan caliente como mi propio calor haya podido conseguir.

Abomino la frialdad y la prepotencia. Abomino el silencio


que intenta hacerte culpable. Abomino los gestos de autosuficiencia cuando la autosuficiencia es solo un cliché.

Yo soy autosuficiente, sí. Soy cálida y afectuosa. Soy imperfecta, pero como decía aquella canción tan bonita que era un himno: por mis grietas siempre acaba penetrando la luz.