Traduciendo los sentimientos

miércoles, 17 de septiembre de 2014

EN COMPAÑÍA (Fluminus Barraeca)

De sobra es sabido que tengo simpatía por los animales... y ellos por mi también ¿eh?
Cuando era pequeña, al volver del colegio tenía que atravesar un caminito interesante: la vía, un puente sobre el río Albarregas y un trozo nada despreciable de camino asfaltado. No era raro encontrar perros por todos lados, perros que paseaban solos, libremente, sin bozales ni correas, sin dueños. Reposaban a la sombra o al sol según  la estación y levantaban sus cabezas cuando por su lado pasaba un transeúnte.  El instinto, ya se sabe.
Tenía por costumbre saludarlos, un hola a tiempo les hacía elevar sus ojos y disparar su cola que se movía en señal de alegría.
Cuando miraba hacia atrás ahí estaban, levantados y dispuestos a acompañarme a mi casa.
Ahora, cualquier perro que se precie tiene un amo que lo cuida y lo acompaña en sus paseos aunque a veces no se sabe muy bien quién acompaña a quién.
Ahora, aunque algún día pueda decir hola, ellos no necesitan seguirme porque nunca están solos. Yo, tampoco.
En la tarde, la música de un saltamontes, "El Saltamontes", llena de notas evocadoras cada rincón de mi casa y de mi corazón. Música diseñada para pasarlo bien y para ser compartida, eso dijo el conductor de El Saltamontes y yo lo confirmo
.

No hay comentarios: