Traduciendo los sentimientos

lunes, 12 de octubre de 2015

POR FIN EL OTOÑO

Con sus hojas expuestas, mis plantas esperaban la lluvia. Con mis poros abiertos, yo esperaba la lluvia.
Se anunció a bombo y platillo dos días antes, sin embargo, se diría que hubiera perdido el tren  que la condujera hasta este punto de la península, pero no, menos mal, a eso de las ocho hizo su aparición, con retraso como las estrellas de cine más encumbradas, como las novias más remolonas, como el músico que después de una larga trayectoria siente miedo escénico.
Llegó rodeada de una corte de nubes que la noche había disfrazado de bruma pero no pasó desapercibida. Llegó y según contaron, vino para quedarse unos días. Se quedaron en silencio las cigarras y las hormigas fueron a refugiarse en sus cuevas, todos presintieron la llegada del otoño menos los escarabajos que, desorientados, vagaban por la carretera sorteando vehículos.
¡Qué bien! ya siento como mis átomos y mis moléculas vibran entusiasmadas con el cambio.
¡Por fin el otoño! ahora nuestros besos quedarán arropados por las mantas y viviremos el tiempo del amor de colores ocres y aroma a castaña asada.

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