Traduciendo los sentimientos

sábado, 20 de octubre de 2018

Duerme princesita

La princesita se quedó dormida. En su rostro quedó las huella de la felicidad. Todo era bondad y dicha en su él.  Sus ojos enormes dieron paso a una larga linea rodeada de espesas y largas pestañas. Su nariz pequeña y chatita aleteaba silenciosa dejando pasar el aire de sus recién estrenados pulmones. Su boca carnosa y  sin frunces conservaba aún la forma del lactante. Sus manos, una sobre otra y ambas sobre el biberón delataban su despreocupación y su calma, su confianza, su luz.
Dormida la princesita, aún no tenía historias que entretejer, si acaso soñaría con los  brazos amantes que la arrullaban cada día y cada noche, si acaso soñando, balbucearía el nombre de mamá y de papá, aunque aún no los supiera.

1 comentario:

Unknown dijo...

Se nota que esta escrito con el corazon...se desprende ternura y cariño al leerlo, y una sensacion de tranquilidad y despreocupacion. Precioso