Traduciendo los sentimientos
lunes, 30 de marzo de 2015
jueves, 19 de marzo de 2015
miércoles, 18 de marzo de 2015
ENTRAMADO
Volvía a su lugar al lado de ellos y les tiraba de las manos para que bailaran con ella, para girar juntos, para que soltaran su cuerpo y se dejaran llevar por la melodía y por la risa, para que erraran el paso y lo recuperaran, para hacerlos fuertes y seguros, para demostrarles que el cuerpo les pertenecía. Ellos, medio tímidos medio entusiasmados movían sus pequeños pies, a veces con soltura, a veces con pereza. Unas veces desganados, otras muertos de risa.
Juntos, giramos y giramos, muchas tardes, infinitas tardes.
El tiempo que todo lo envuelve, ni quita, ni pone. El tiempo no cambia ni altera la percepción de lo que se vive y por encima de todo queda la música. Por encima de las circunstancias. Por encima de los conflictos. Por encima de la distancia y por encima del orgullo o la soberbia.
La música que permanece en el corazón todo lo puede.
Unidos por esas vivencias y en estrecha comunión hay un punto de reunión que nunca nada matará porque es indestructible, es eterno.
¿Queréis que le demos un nombre?
Amor fraterno.
domingo, 15 de marzo de 2015
LA REINA DE CORAZONES
Nunca le hizo falta equipaje, lo único que le importaba era querer y que la quisieran.
Como corona le valía con una ristra de flores del campo, las más menudas y vistosas, las mejores. El vestido más bonito, el que ella misma confeccionó, anudando pañuelos de colores. Descalza siempre era feliz. Le gustaba colgar de sus orejas lunas, planetas o estrellas desconocidas.
Deseaba no perder nunca la expectación de sus ojos.
Cada mañana extendía los brazos para abarcar varias vidas y en la oscuridad de cada noche relucían en su boca los besos; los ya dados y los porvenir, los inventados y los reales, los dulces y los ardientes. Los besos que la unían a través del tiempo y el espacio a todos los seres que amaba. Luego cuando el silencio era absoluto, su voz susurrante emitía un te quiero y se dormía anhelando un nuevo mañana.
Como corona le valía con una ristra de flores del campo, las más menudas y vistosas, las mejores. El vestido más bonito, el que ella misma confeccionó, anudando pañuelos de colores. Descalza siempre era feliz. Le gustaba colgar de sus orejas lunas, planetas o estrellas desconocidas.
Deseaba no perder nunca la expectación de sus ojos.
Cada mañana extendía los brazos para abarcar varias vidas y en la oscuridad de cada noche relucían en su boca los besos; los ya dados y los porvenir, los inventados y los reales, los dulces y los ardientes. Los besos que la unían a través del tiempo y el espacio a todos los seres que amaba. Luego cuando el silencio era absoluto, su voz susurrante emitía un te quiero y se dormía anhelando un nuevo mañana.
miércoles, 11 de marzo de 2015
EYE IN THE SKY
La primera vez que escuché esta canción fue "ayer". Iba al instituto, entraba a las cuatro. Antes teníamos algunas clases por la tarde, sobre todo en los cursos superiores. Ponían en televisión muchísimos vídeo clips musicales, no como ahora que ponen repeticiones de repeticiones de absurdos programas. No sabía nada de inglés, ahora, casi no se nada. La melodía me atrapó. En unos momentos saldría por la puerta con mi naranja en la mano, porque aunque las abuelas supersticiosas dijeran que las mujeres no podían comer por la calle porque nunca se casarían, yo quería tomar esa fruta deliciosa mientras el sol me acariciaba, que su jugo llenara mi boca de agua y de azúcar y que una explosión de sabor pintara en mi cara un gesto de placer.
Con mis vaqueros desgastados y el jersey verde que mi padre había desechado y que a mi me encantaba, puse rumbo a ese lugar, que era mi instituto, en el que me sentía feliz, dichosa, plena e importante. En el camino brotó de nuevo la melodía y las notas más o menos acertadas se mezclaron con el zumo de naranja.
Con mis vaqueros desgastados y el jersey verde que mi padre había desechado y que a mi me encantaba, puse rumbo a ese lugar, que era mi instituto, en el que me sentía feliz, dichosa, plena e importante. En el camino brotó de nuevo la melodía y las notas más o menos acertadas se mezclaron con el zumo de naranja.
ES EL DÍA
Quedamente llegó hasta nosotros y nos despertó del letargo. Desde el minuto uno o mejor, desde el primer segundo de ese minuto entendimos y aquí estamos, viviendo, de la mano y con los besos. La brisa de cada estación nos mece y la luna de cada fase nos sonríe. El sol, como rey se comporta y camina con nosotros, iluminando cada sendero por el que pisamos.
jueves, 5 de marzo de 2015
EL PEQUEÑO TEJEDOR
El pequeño Redouan aprendió a tejer una mañana de marzo. Sobre su pupitre se movía nervioso un ovillo de lana azulón, casi tan grande como su cara de piel morena y ojos vivaces. Mientras se afanaba en cruzar una hebra por encima de la otra y sudaba por controlar las agujas que parecían tener vida propia, su boca infantil hacía mil y una mueca, de sonrisa, de desespero, de satisfacción y por fin, de asombro, el de haber conseguido un muestrario decente al cabo de un rato.
Quería el niño marroquí, hacer una mantita para su hermana recién nacida.
El timbre marcó la hora de salida, pero antes de salir la maestra le preparó una bolsa llena de tesoros: dos agujas del número siete, dos ovillos y una aguja para coser la labor.
Con los ojos muy abiertos, agradecido y nervioso, dijo, maestra, cuando termine te devuelvo las agujas. Y corrió pasillo adelante para que no se le escapara el autobús.
Quería el niño marroquí, hacer una mantita para su hermana recién nacida.
El timbre marcó la hora de salida, pero antes de salir la maestra le preparó una bolsa llena de tesoros: dos agujas del número siete, dos ovillos y una aguja para coser la labor.
Con los ojos muy abiertos, agradecido y nervioso, dijo, maestra, cuando termine te devuelvo las agujas. Y corrió pasillo adelante para que no se le escapara el autobús.
martes, 3 de marzo de 2015
LA CASA DE LOS PAPÁS
Reunidos alrededor de la mesa cenábamos. Antes de llegar a los postres ya estaba dormida. Mi padre miró a mi madre pero él ya no tenía fuerzas para llevarme en sus brazos a la cama. Abrí los ojos y lo miré detenidamente, detrás de sus arrugas y sus canas, detrás de las cicatrices y los silencios permanecía siempre viva y juvenil su mirada, la mirada del que puede con todo. Los besé y les deseé buenas noches.
Con el peso de la vida sobre sus pies atravesaron el pasillo y entraron en su dormitorio.
Estar con ellos devolvía la calma a mis nervios fatigados. Hecha un ovillo en mi cama de siempre soñé que la estructura externa de la casa se caía a trozos, me desperté y seguí durmiendo tranquila porque el interior seguía intacto.
Con el peso de la vida sobre sus pies atravesaron el pasillo y entraron en su dormitorio.
Estar con ellos devolvía la calma a mis nervios fatigados. Hecha un ovillo en mi cama de siempre soñé que la estructura externa de la casa se caía a trozos, me desperté y seguí durmiendo tranquila porque el interior seguía intacto.
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