Érase una vez un hombre bueno que estaba metido en un bucle de incertidumbres.
Érase una mujer de alma sensible que soñaba un mundo que no acababa de llegar.
Erase un mundo sombrío en las tardes a pesar de que el sol ponia todo su empeñó.
Erase un tiempo que jugaba a irse de entre las manos del hombre y la mujer. Erase un dia en que la mujer dejó escapar un suspiro y la ventana se abrió, el hombre abrió los ojos deslumbrado por el sol.
Erase un día en que la oscuridad, aburrida, abandonó el lugar y las tardes se llenaron de cantos de pájaros y de flores silvestres.
Erase un día en que el hombre olvidó que un día estuvo inmerso en un bucle de incertidumbres.
Erase un día en que la mujer encontró el mundo que soñó.
Caminaron de la mano, como muchas otras veces pero esta les supo diferente pues llevaban los cinco sentidos en la misma dirección que sus pasos.
Érase una mujer de alma sensible que soñaba un mundo que no acababa de llegar.
Erase un mundo sombrío en las tardes a pesar de que el sol ponia todo su empeñó.
Erase un tiempo que jugaba a irse de entre las manos del hombre y la mujer. Erase un dia en que la mujer dejó escapar un suspiro y la ventana se abrió, el hombre abrió los ojos deslumbrado por el sol.
Erase un día en que la oscuridad, aburrida, abandonó el lugar y las tardes se llenaron de cantos de pájaros y de flores silvestres.
Erase un día en que el hombre olvidó que un día estuvo inmerso en un bucle de incertidumbres.
Erase un día en que la mujer encontró el mundo que soñó.
Caminaron de la mano, como muchas otras veces pero esta les supo diferente pues llevaban los cinco sentidos en la misma dirección que sus pasos.