mar nos recibió con los brazos abiertos. Los besos y las olas nos hicieron sus rehenes en esa noche de la que dicen que es la más corta del año...y la más mágica.
Traduciendo los sentimientos
martes, 23 de junio de 2015
NOCHE DE SAN JUAN
mar nos recibió con los brazos abiertos. Los besos y las olas nos hicieron sus rehenes en esa noche de la que dicen que es la más corta del año...y la más mágica.
BURBUJAS DE NOSTALGIA
Se deslizó el agua por mis pies y mis dedos se movieron uno a uno. Mientras, las burbujas de jabón, disueltas en el agua unas, elevándose en el aire otras, entonaban una melodía conocida.
Se movieron mis dedos una y otra vez buscando tu mirada, tus caricias, tus besos. Toda la piel se contagió del perfume de la nostalgia, el perfume de diario.
Mientras el agua en círculos concéntricos se perdía por el desagüe, mi corazón se perdía, arrítmico, en sensaciones de amor.
domingo, 14 de junio de 2015
LA VIDA DE LOS OTROS
Cuando estuvo más cerca lo vieron a él, al hombre encorbatado y pálido.
sábado, 13 de junio de 2015
NUESTRO UNIVERSO
Llegaste
y me besaste repetidas veces. Tu voz animada dejaba entrever un atisbo de
cansancio físico. En tus pies reconocí la huella del camino ardiente.
La
noche anterior había recorrido alegre nuestros campos, para recolectar
estrellas con el fin de decorar el techo de nuestra alcoba.
Entonces
hoy no hace falta encender la luz, me dijiste en un susurro, cuando
contemplaste el espectáculo.
Enseguida
se escucharon nuestras risas y luego, más tarde nuestra respiración apacible y
acompasada.
Las
estrellas, una a una salieron de puntillas por la ventana para no hacer ruido,
no querían despertarnos.
Mañana
saldré a buscarlas de nuevo, dije acomodándome en tu abrazo.
Uhmmm,
dijiste, adormecido.
Reconozco
ese sonido, pensé, siempre lo hace cuando afirma, incluso en sueños me quiere.
VIAJE DE PLACER
Una hora y media por delante, el asiento de al lado vacío y la temperatura ideal contribuyeron a que lo sacara de la bolsa de papel y retomara su lectura.
EL sonido procedente de una grabación y el pitido chirriante del tren anunciaban la proximidad de las estaciones, sin embargo, ninguna de las veces escuchó en qué pueblo pararían en escasos minutos, no le hacía falta, tenía billete para trayectoria completa.
El viaje de vuelta fue igual de apasionante.
A partir de ese momento, al menos un día a la semana sube a un tren de cercanías, el destino no importa porque en realidad lo que la motiva es el tiempo que está viajando. El tiempo que está leyendo tranquila, sin nada que la distraiga.