La paz llegó a mi con la brisa de la tarde. Con los ojos mirando al infinito quise saber el porqué de muchas cosas pero no obtuve ninguna respuesta. Ojalá fuese siempre tan fácil entender. Sentada en mi silla de noche contemplo el horizonte y un viento suave y fresco embriaga mi corazón. Qué fácil es sonreír cuando los latidos se sincronizan con la vida.
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