Traduciendo los sentimientos
jueves, 19 de julio de 2007
DANSILO Y MULTICOLOR
DANSILO Y MULTICOLOR
En aquella pequeña empresa familiar
pasaban todo el año haciendo averiguaciones sobre nuevas técnicas y tendencias para llegado el momento de actuar estar a la última y dar salida a todos sus productos.
Tintas, papeles especiales, patrones y catálogos se esparcían por entre las mesas de trabajo; algunos tan viejos que amarilleaban y tenían ese olor característico a antiguo, ese olor húmedo que remueve tantos recuerdos familiares de seguridad y calor
Ya se acercaba la época de emplearse a fondo; las navidades estaban próximas y no había más tiempo para andar informándose.
Era necesario ponerse manos a la obra y hacer esos adornos
que tanto gustaban a la gente para colgar en sus puertas en señal de paz y bienvenida, en sus abetos y hasta en sus portales de Belén.
Estrellas guías de reyes magos, renos preparados con pequeños
paquetes envueltos en papeles brillantes y rayados, guirnaldas de colores, rosas, azules, rojas, doradas, plateadas, figuritas de peces, porrones, guitarras, cáscaras de nuez que servían de cuna a un Jesusito recién nacido, muñecos de nieve abrigados con sombrero y bufanda y por supuesto las bolas de colores.
Las eternas bolas, tan frágiles, tan brillantes, tan llamativas y que en el fondo eran las que daban luminosidad al abeto y a la estancia donde éste se encontraba.
Daba igual si había o no luces que se encendían y apagaban, ellas, por sí solas eran capaz de llamar la atención de grandes y pequeños. Tocarlas era tan agradable: tan redonditas,tan lisas, tan coloreadas… era como tener un pequeño tesoro entre las manos. Precisamente por su fragilidad no se podía disfrutar plenamente del placer de tocarlas, siempre había un adulto que te decía ten cuidado que va a caerse y a partirse y zas, ocurría
¡Es un fastidio que los adultos siempre ejerzan de adivinos!
Efectivamente la navidad se acercaba y todos se pusieron manos a la obra, trabajaban muchas horas porque utilizaban máquinas rudimentarias, por lo que su trabajo personal era muy importante, en estas fechas acababan agotados pero merecía la pena porque sus clientes estaban satisfechos.
Una vez que los adornos estaban hechos, Mariano se encargaba de ver si todo estaba bien, sin defectos y los iba embalando en cajas para repartir los pedidos, pero era ya muy tarde y estaba muy cansado
por lo que decidió dejarlo para el día siguiente , por la mañana , cuando se levantaran todos las cajas ya estarían listas para enviar.
Lo que ocurrió aquella noche en ese almacén fue insólito y fantástico:
Se escuchaba un llanto entrecortado e imparable que venia de una caja de bolas sin seleccionar
Dansilo el gato de Luisa, la dueña de la empresa, se acercó sigilosamente y
se quedó asombrado cuando vio que una de ellas muy grande en
comparación con las demás se tambaleaba ,
impulsada por su propio llanto su color era extraño como si todas las tintas hubieran jugado a mezclarse, y ese aspecto multicolor la hacia distinta de las demás.
El susto de ella no fue menor al ver a aquellos ojos enormes que la miraban y al escuchar claramente una voz que le preguntaba por el motivo de su llanto.
No soy igual que las otras, confesó, cuando se den cuenta van a desecharme y acabaré en la basura y luego en un vertedero y no podré cumplir mi misión.
Ella deseaba hacer las delicias de los pequeños colgada en el abeto navideño de un salón confortable y ser guardada luego con cariño, para los próximos años.
Ahora el hipo dominaba sobre el llanto y era tan estridente que Joaquín el vigilante, se extrañó y se paseaba impaciente intentando adivinar de donde venían aquellos ruidos, pero al ver a Dansilo se tranquilizo y pensó que estaría cazando ratones.
¡ Calla no llores más, no eres fea ni deforme sólo un poco grande y multicolor pero nada más!
La bola se dio la vuelta y vio Dansilo que no era redondita sino que era aplastada y rugosa por uno de sus lados.
- ¿Comprendes ahora mi disgusto?, sollozó la bola
No te preocupes no dejaré que acabes en el vertedero a mi me gustas, eres muy brillante y ese color indefinido que tienes te sienta muy bien lo demás ya lo arreglaremos
Se hizo el silencio en la noche y cuando los primeros rayos del día empezaron a despuntar, ahí estaba Mariano dispuesto a cumplir su misión, todo iba perfecto cuando de pronto:
¡Oh, ésto que es!, que bola tan grande, vaya mezcla de colores y que deformada está, la cogió y no le pareció fea, pero no cumplía los requisitos así que atravesando el aire a gran velocidad, Multicolor fue a caer en el cajón de las cosas inservibles. Multicolor, casi se desmaya al caer sólo de pensar que podía haberse roto, pero cayó sobre unas guirnaldas que amortiguaron su golpe.
Se quedó allí adormecida y callada pensando en su final cuando sintió que algo húmedo y rasposo la tocaba y la elevaba de nuevo, era la lengua de Dansilo…
El gato había estado pendiente de lo que ocurría y como le prometió la salvo de ser tirada, la llevó con cuidado entre sus dientes hacia su escondite, allí no la encontrarían.
Este lugar no podría ser para siempre porque no era su misión estar oculta
Dansilo salió a merodear por la ciudad para intentar dar con una solución al problema de Multicolor
En sus andanzas gatunas veía como el tiempo se iba agotando, la gente iba y venía apresurada cargada
de paquetes de bolsas, de abetos.
Tenía que encontrar un sitio para ella o ambos estarían perdidos, pensaba en ambos porque el se había erigido como su salvador y era un gato noble y cumplidor de su palabra si no conseguía ayudarla sentiría que había fracasado.
Mientras tanto Multicolor esperaba allí impaciente sin saber la fecha en la que estaban ya pero podía imaginar que sus compañeras ya estaban ubicadas y se ponía triste al pensar que ella seguía allí.
Había cogido cariño a ese gato pero dudaba de que él diera con la solución a su problema.
En una de sus salidas nocturnas, iba Dansilo distraído cuando vio como un ratón entraba por un agujero que había en la, pared de lo que a simple vista parecía ser un almacén.
El instinto hizo que lo siguiera pero no pudo entrar por ahí porque el agujero era pequeño; de un gran salto se encaramó a un árbol y vio a unos hombres que embalaban adornos navideños a cientos, el ratón dejó de interesarle, se fue corriendo a casa y al llegar al escondite casi sin aliento le contó a Multicolor lo que acababa de ver, ella excitada no sabía si estaba contenta por ella o porque Dansilo le había contagiado el entusiasmo en realidad no sabia de qué podía servirle a ella esa noticia.
En el caso de que la transportara allí esos hombres se darían cuenta de sus defectos y ya no habría tiempo para colocarla en ningún lugar.
Dansilo cabizbajo se tumbó a su lado y la acarició con su lengua rasposa, sin embargo no pudo descansar esa noche y pensó en volver al almacén para ver donde irían los adornos.
Mientras tanto el trabajo en la empresa estaba casi terminado había que recogerlo todo y en fin había que dejarlo listo todo para el próximo año para desgracia de Multicolor no hubo rincón que no fuera objeto de las miradas de Luisa, había que dejarlo todo reluciente…
¡Como estaba el escondite de Dansilo!, hasta una bola defectuosa guardaba en él ¡vaya gato raro! en vez de jugar con ovillos de lana jugaba con bolas de navidad.
Cuando Dansilo se dirigió a su rincón ,casi se vuelve loco a ver todo limpio y ordenado: ¡Multicolor, Multicolor!, gritaba impaciente.
Salió al patio y nada, fue al garaje y nada… menos mal que se le ocurrió rebuscar en un viejo trastero, allí había unas bolsas que no parecían muy antiguas, sin polvo y recién atadas. Con uñas y dientes, se empeñó en abrirlas y estaba ya un poco desanimado cuando escuchó un gemido conocido.
Allí estaba ella rodeada de patrones y guirnaldas, se puso tan contento de haberla encontrado que casi la hace añicos de tanto tirarla por el aire, Multicolor no opuso resistencia, ella también estaba encantada
Planearon que esa misma noche irían al almacén y la camuflaría entre todos los adornos, el se quedaría vigilando por si la desechaban recogerla de nuevo, siempre podían pasar las navidades juntos, y eso no era tan malo ¿no?.
Esperaron a que todos se hubieran ido y con mucho sigilo salieron del escondite.
Multicolor estaba totalmente entusiasmada desde la boca de Dansilo podía contemplar la ciudad y su movimiento, habia mucha gente por las calles y
A través de las ventanas podían ver los árboles de navidad, quería pertenecer a uno de ellos.
Por fin llegaron al almacén pero para su estupor, Dansilo vio al encaramarse al árbol que no había nada ni nadie, bueno si había un chaval joven que salía del inmueble en una camioneta pequeña, había que seguirlo a toda costa, sabía que era la última oportunidad para Multicolor.
El gato en un salto impresionante se colocó en la parte trasera de la camioneta con las cajas y se quedo agazapado y con el corazón latiéndole fuertemente por el susto y por el esfuerzo realizado.
Cuando la camioneta paró, Dansilo bajó
antes de que nadie pudiera verlo.
Ahora lo veía claro estaban en la Plaza del Ombú, la plaza mas grande de la ciudad que se llamaba así ,claro, por tener un ombú de gran porte en el centro.
Allí se encontraba el resto de los hombres adornándolo, para que al día siguiente todos los ciudadanos se encontraran con ese maravilloso espectáculo de luces coloridas y brillantes.
Dansilo tuvo una idea genial, o eso le pareció a él.
¿Te gusta este lugar multicolor?
Si es precioso pero en cuanto esos hombres me vean se reirán de mi y me tirarán lejos.
No te preocupes se me ha ocurrido un plan.
Después de varias horas los obreros acabaron con su cometido, todos desaparecieron rápidamente, era tarde y estaban cansados, todo estaba silencioso la ciudad pareció haberse dormido y nada brillaba más que aquel árbol
Con mucho cuidado Dansilo trepó por el tronco y en un lugar bien visible colocó a Multicolor, su parte rugosa y aplanada cubierta por las ramas
Ella estaba tan feliz que no sabía que decir, sólo un gesto de cariño y un gemido de emoción se escapó de ese cuerpecito deforme e increíblemente brillante.
Era el lugar perfecto, nunca había imaginado tal felicidad serían unas Navidades estupendas.
Los años pasaron y siguió esperando con impaciencia el día de su salida del almacén siendo colocada en el Ombú en un lugar privilegiado bien visible a los ojos de todos. Cuanto le gustaba el ir y venir de la gente que no se no se cansaba de mirar de cerca la majestuosidad del árbol, embellecido en esta época por miles de adornos; belleza a la que ella contribuía.
Lo que más le gustaba a Multicolor era ver aparecer a Dansilo, que como todos los años llegaba puntual a su cita con ella, se quedaba agazapado delante del ombú horas y horas contemplándola y haciéndole guiños cariñosos .
Ella le respondía con lo que a él más le gustaba
Un luminoso destello multicolor
CORA BURGOS
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