Traduciendo los sentimientos

miércoles, 12 de febrero de 2014

YO SOLO PREGUNTO

¿Te ha pasado alguna vez que quisieras ser como una fuente cristalina de la que broten las palabras hiladas y  que una tras otra compongan una melodía audible e inteligible para la persona para la que las emites?
¿Te ha pasado alguna vez que no quieres decir nada y, sin embargo, las palabras brotan como si de una fuente cristalina se tratara, hiladas y con sentido?
¿Te ha ocurrido a veces que todos los pensamientos se arremolinan en torno a un nexo común y no eres capaz de ver el principio ni el cabo de la maraña?
¿Te ha ocurrido a veces que un solo pensamiento sirve para esclarecer la mente y la maraña no tiene permiso para quedarse?
¿Te ha ocurrido alguna vez que te miran como si vivieras un misterio, una fantasía que has tramado de forma elaborada desentrañando con inteligencia la maraña de pensamientos?
¿Te ha ocurrido alguna vez que te sientes tan pleno y feliz que pareciera una fantasía y que alguien cree que la tejiste para parecer misterioso?
¿ Te ha sucedido que a veces quieres escribir todo lo que sientes y a veces quieres sentir lo que escribes?
Ojala te suceda esto:
Una vez tecleé una historia, una clásica, con castillo y príncipe. Nada ostentosa, todo amor, solo amor. Luego salí a la calle y por muy raro que parezca lo vi. Al príncipe primero. Lo supe enseguida, aunque llevaba traje de faena. Él no se dio cuenta pero yo acerté a ver una llave, de las que abren castillos, colgada del cinturón de su traje azulado.
Lo quise desde el minuto uno. Lo quise más que la princesa quería al príncipe
 de mi cuento.
¿Te ha ocurrido alguna vez que aquello que dicen que no existe se presenta ante tus ojos un día y te sorprende libre y despierta?
Ojalá te ocurra pronto.
Es inexplicable la sensación al abrir los ojos y sentirte muy afortunada. Tendría que ser una fuente cristalina y que mis palabras, brotando hiladas, compusieran una melodía que fuese audible e inteligible.

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