Traduciendo los sentimientos

martes, 12 de agosto de 2014

EL ALFARERO

Murmuraban sobre su vida convencidos de que su felicidad era producto de su imaginación. Su cuerpo era como la arcilla y podían adivinarse en él las manos de su alfarero. Su piel exhalaba la humedad de los besos que él le diera.

El recelo les movía a pensar que todo era un engaño que él urdió por interés y ella creyó por conveniencia. En realidad lo que anhelaban era dejar de ser roca pétrea y sentir la caricia del alfarero.

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