Mirábamos a través de la hoguera, queríamos saber qué había detrás de cada llamarada y a donde iban a parar las cenizas de aquellos pensamientos escritos vehementemente sobre papeles sin identidad. Mírábamos a través de la hoguera y podíamos ver, a ratos, el mar que de cuando en cuando se acercaba silenciosamente a la orilla y nos reclamaba. Deseábamos ir para zambullirnos y perdernos en su sal y arrullarnos a la luz de la luna menguante, sin embargo, algo nos detuvo, las llamas de la hoguera se habían hecho tan grandes que parecían querer engullirnos. Nos miramos frente a frente y arrojamos sobre ella las peores sensaciones y los más ansiados deseos con el fin de apaciguarla. Entrando en la madrugada, sentimos calor y sed y fue entonces cuando el
mar nos recibió con los brazos abiertos. Los besos y las olas nos hicieron sus rehenes en esa noche de la que dicen que es la más corta del año...y la más mágica.
mar nos recibió con los brazos abiertos. Los besos y las olas nos hicieron sus rehenes en esa noche de la que dicen que es la más corta del año...y la más mágica.
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