Dicen que la sensibilidad de una persona reside en percibir hasta el más pequeño cambio en los otros.A veces, de tan sensible que se es, se percibe en una frase, un reproche, una contrariedad. Incluso no siendo real, a veces, se percibe un cambio en el ser que amas.
Producto de la imaginación quizá, se componen una serie de secuencias en las que todo va encajando al milímetro, lo malo es que se transfigura la realidad de tal modo y te crees tanto tu propia composición, que acabas por ver fantasmas donde no existen.
Qué mala amiga es la inseguridad. Avasalladora y capaz de destrozar el rincón que con tanto esfuerzo se construye día a día.
Al cabo de la tarde cuando la cabeza echa humo y el corazón late angustiado, la luz se hace, la verdad se impone y de las llamas de lo que seguramente es el infierno, resurge la vida.
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