Mientras cortas el calabacín y la zanahoria
me sentaré aquí cerca y te leeré un cuento o un poema. Te contaré una anécdota, una historia, un chiste. Después siéntate a mi lado muy cerca, tan cerca que pueda sentir el calor que destila tu piel y oler la esencia de tu alma. Te miraré a los ojos, no los bajes, no pongas esa cara de niño travieso, te besaré igualmente o más.
El vapor que sale desprende un rico aroma y aunque te prefiero a ti, estoy deseando probar esa crema.
Cuéntame tú ahora, mientras dejo caer los copos sobre el calabacín recién cocido En cinco minutos puedes decirme muchas veces cuanto me has echado de menos.
Mientras preparo las tazas, adereza tú con el jengibre, la cúrcuma o la soja, lo que prefieras. Hoy la cocina está de fiesta.
Buscas una cuchara de mango largo y mientras te inclinas para mirar, te robo un beso.
Está muy rica la crema. Están más ricos tus besos y también alimentan.
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