Traduciendo los sentimientos

jueves, 22 de mayo de 2014

HAZME UN SITIO A TU LADO



Apenas cogí unas cajas y bajé las escaleras. Nadie salió a la puerta porque seguramente hubieran preferido cerrarla y que nada, nada, ni una caja saliera delante ni detrás de mi.
En la ventana tampoco estaban, siempre estaban cuando bajaba las escaleras sin embargo en esos días ni siquiera las macetas se expresaron.
No miré atrás, o si, miré pero enseguida me volví cuando vi que tendría que emprender sola el camino.
Al girar la esquina una mueca sonriente se posó en mi cara. ¿Sería mia o solo me la prestaron por unos dias?
Se hizo de noche y solo eran las cuatro de la tarde.

Al cabo del tiempo, devolví la sonrisa y me hice cargo de la mía. A la ventana no volvió a asomarse nadie más de la misma forma que antaño. El timbre esperaba una mano, una voz que no llegó.
No hay penas si a través del aire puede llegar un tono y un timbre de voz. No hay penas si una instantánea te deja vivir un segundo en ese rincón que sigues sintiendo tuyo.

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