En repetidas ocasiones, ante el diálogo animado de los asistentes, sus ojos se abrieron interesados pero no estaba pendiente de la conversación, lo que en realidad miraba era el reflejo de la luna en el agua de la piscina, esa luna en forma de hamaca donde repetidas veces habían dormido ovillados.
Le ofrecieron una copa y mientras sorbía se le llenó la boca de los labios de él, afrutados e indómitos.
Los invitados abandonaron sus sillas para bailar al ritmo de una pieza y la miraron por si quería acompañarlos, ella asintió y sin embargo, se quedó sentada y mientras una pierna se balanceaba sobre otra, se iban sucediendo ante sus ojos, una tras otra, las imágenes de sus tardes, anudados y cómplices.
Un gato atravesó el jardín y se colocó al lado de la radio. Mientras se ponían de acuerdo sobre la forma en la que había entrado en la casa, ella abandonó el lugar y se perdió en la noche.
Una noticia curiosa salió al día siguiente en la prensa digital.
Al principio creyeron que se trataba de una enorme y cercana estrella fugaz, la que surcó el firmamento, sin embargo, les despistó el hecho de que el cielo se rasgara de blanco y una nube de color dorado fuera a la cabecera. Les desorientó aún más que cayera sobre un edificio y entrara fulminante por la ventana de una vivienda, sin dejar rastro, sin provocar fuego.
El incendio lo vivieron ellos al trenzar su piel en tanto que el universo se preparaba para dormir.
Mientras, en el lugar donde se celebraba la fiesta seguían preguntándose si habría relación entre la aparición del gato y la ausencia de la nostálgica invitada.
Un gato atravesó el jardín y se colocó al lado de la radio. Mientras se ponían de acuerdo sobre la forma en la que había entrado en la casa, ella abandonó el lugar y se perdió en la noche.
Una noticia curiosa salió al día siguiente en la prensa digital.
Al principio creyeron que se trataba de una enorme y cercana estrella fugaz, la que surcó el firmamento, sin embargo, les despistó el hecho de que el cielo se rasgara de blanco y una nube de color dorado fuera a la cabecera. Les desorientó aún más que cayera sobre un edificio y entrara fulminante por la ventana de una vivienda, sin dejar rastro, sin provocar fuego.
El incendio lo vivieron ellos al trenzar su piel en tanto que el universo se preparaba para dormir.
Mientras, en el lugar donde se celebraba la fiesta seguían preguntándose si habría relación entre la aparición del gato y la ausencia de la nostálgica invitada.
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