EL ATRACO
Me han atracado justo en la cocina
sin navaja, revólver, ni armamento
tan sólo con un simple documento,
legalmente expedido en la oficina.
Inspección del butano y de rutina
el inspector revisa muy atento
me coloca una goma en un momento
y la labor, concluye y se termina.
Rellena unos papeles muy legales,
esperas que te entregue la factura,
que supones minucia de dos reales,
pero el ¡tío! con mucha cara dura,
por la goma y minutos laborales,
te deja la cartera en sepultura.
He blindado mi puerta con acero
en vista del aumento de ladrones,
que pululan por todos los rincones,
para dejarte limpio y sin dinero.
Cerraduras me ha puesto el cerrajero,
dobles bisagras, verjas y listones,
una alarma que suena de cojones,
un bunker es mi casa, no exagero.
Más a pesar de todo este tinglado
tan amplio, tan seguro y efectivo,
no he conseguido verme liberado
de un caco con carnet de ejecutivo,
inspector de butano, acreditado,
para el que no encontré dispositivo.
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