Traduciendo los sentimientos

domingo, 29 de septiembre de 2013

EL HOMBRE DE AGUA

El hombre de agua nació un día en que pares e impares se mecían en una balanza.
En el cielo una luna más que llena esperaba expectante su llegada, ni siquiera el primer paso humano, aún reciente,  sobre su suelo polvoriento, consiguió tal despliegue de belleza.
El hombre de agua creció y adquirió una voz cristalina en la que se reflejan,  su condición de nobleza, su generosidad y su abnegación.
El hombre de agua tiene una mirada profunda y puedo navegar en el interior de sus ojos, en los que me pierdo cuando me mira.
En el movimiento de su boca carnosa se adivina el ímpetu del viento y el frescor del mar, el jugo de la remolacha y la embriaguez de la uva fermentada.
Su cabello,  castaño e indómito, enmarca su rostro esculpido en alabastro rosado y, en su barbilla permanece  el hendido de la huella de un pulgar de su creador.

El hombre de agua es todo amor, amor del que engrandece, amor del que no pide a cambio, amor del no posesivo, amor del de verdad.

lunes, 23 de septiembre de 2013

LA NOCHE QUE ME QUIERES

Vinieron los escarabajos al no escucharnos hablar y me encontraron sentada en tu silla, trazando líneas de colores.
Se pararon delante de mis pies,  parecían, al igual que yo, no querer moverse hasta que tu no vinieras.
Los miré detenidamente y los encontré más lentos que de costumbre y pensé que tal vez su ciclo se termina y sin querer, una lágrima resbaló por mi rostro porque, pensé, hay segundos tan eternos y en cambio años que se esfuman tan rápidamente que quise vivir intensamente cada fracción de vida a tu lado y no estabas para decírtelo.
Es tarde. Tengo sueño. Me acostaré en tu lado de la cama y aspiraré el aroma de tu piel en la funda de algodón, suave y cálida. Cuando me esté quedando dormida vendrá tu boca y tu abrazo a acunar mi sueño. Hoy, hasta los escarabajos saben que es esta otra noche que me quieres.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

ESTO NO TIENE NOMBRE


Tuve okupas este verano en casa. Nunca pensé que podría ocurrirme a mí. Que episodio más desagradable.
Entraron por la ventana y lo dejaron todo perdido.  Un gato, varios gatos… yo que sé. El olor nauseabundo de su marcaje territorial  ha dejado marcado mi cerebro y mi colchón.  Mi colchón, mi querido y mullido colchón, tan confortable y tan caro, ahí estaba, mancillado de orín y sexo felino.
Para qué hablar del patio, cientos de pájaros se habían apropiado de mi higuera y sus excrementos repartidos por todos los rincones lo habían convertido en inhabitable.
Aun no habíamos soltado las maletas cuando ya estábamos con la escoba en una mano, la fregona en otra y los estropajos y las bayetas colgándonos de los bolsillos ¡No había salfuman  que pudiera acabar con tanta inmundicia!
Si alguien me vuelve a aconsejar  que deje una ventanita , por pequeña que sea, abierta para que parezca que hay vida dentro de la casa, mientras estamos fuera,  le lanzaré aliento de dragón y le chamuscaré las pestañas porque a partir de ahora preferiré proclamar mi ausencia a los cuatro vientos. Esto ha sido un asalto a mano armada (de uñas) y encima no puedo ir a denunciar los desperfectos ¿Acaso hay leyes aplicables a los felinos y yo no me he enterado?
Ayer, cuando la calma y el buen olor se habían instalado ya en mi casa, salí a dar un paseo como premio a tanto esfuerzo y tuve que volver dos veces a la casa para cerciorarme de que todo estaba cerrado a cal y canto y es que este episodio imposible de imaginar, me ha marcado tanto que hasta sueño con orgías en que gatos y aves lejos de ser enemigos, comparten los higos y la cama.


martes, 17 de septiembre de 2013

MATERIA INERTE, MATERIA ANIMADA

En cuanto la vio supo que la quería.
Fue a aquella casa por casualidad, alguien le dijo que allí hacían arreglos de costura y trajes de todo tipo.
La señora María le abrió la puerta, su pechera estaba llena de agujas enhebradas con hilos de distinto color, en su dedo anular un dedal, sus gafas colgando de un cordón de plata y el pelo recogido en un rosco grisáceo.
Cuando la hizo pasar al interior para tomarle medidas fue cuando la vio: una gran mesa de madera de cerezo y patas macizas. Estaba al fondo de la estancia, cerca de una cocina de leña. Sobre ella una quesera, un frutero de mimbre repleto de sabores,  una buena alcuza que destilaba oro verde...y pan, redondo, compacto.
La señora María se percató de su mirada extraviada en aquel rincón de su hogar.
La heredé de mi madre, dijo, y ella de la suya, así durante muchas generaciones, y entretanto se había acercado a ella y con el pico de su falda le sacaba brillo a una esquina.
Mientras le tomaba medidas para hacerle el vestido de novia, Eva pensaba que si acercaba su oído a aquella mesa podría escuchar las risas de todos los antepasados de la modista. Cuando volvió a mirar a la mujer y por la sonrisa de su rostro supo que había adivinado su pensamiento.
Quiero una igual, dijo bajito.
Igual no podrás tenerla hija porque no es la madera, ni la forma, ni lo que hay sobre ella. Son las vivencias las que la han convertido en  protagonista. No hay persona que la mire y no se deje seducir por ella. A su alrededor se han estrechado muchas manos y se han lanzado muchos besos. Por debajo, se han rozado muchos pies y se han recogido muchos tesoros perdidos. Con ella como testigo, se han mantenido muchas conversaciones más y menos amables. Se ha mojado con lágrimas y se ha secado con risas.
Después, cogiendo una tira de tela de seda del color del arcoiris, la señora María  la enrolló en el pelo de Eva sujetándolo a su nuca. Estarás preciosa con tu traje de novia, le dijo, mientras medía el contorno de su cuello y de sus hombros con el metro.
Cuando el trabajo de campo hubo terminado, la señora María cerró la libreta y la guardó en un cajón de su fabulosa mesa. Invitó a Eva a sentarse con ella y mientras preparaba un café le contaba sucesos acaecidos ahí, en ese mismo lugar en el que se encontraban. Los que tantas otras veces contaba porque eran las únicos que recordaba.
A Eva le gustaba mirar los posos del café, le habían dicho que contaban verdades. Le pareció que la borra formaba una M  que se pegaba al fondo de su taza. Siendo como era un poco supersticiosa, en otra circunstancia hubiera pensado en la palabra MUERTE, pero esta vez solo cabía una : MESA.

jueves, 12 de septiembre de 2013

BUENAS NOCHES

Una canción para despedir el día...
Y mientras me desvisto ven y danza conmigo, esa melodía nuestra. La que nos dicta el Universo

LÓGICO Y NATURAL

Lo lógico sería tenerte un poquito cada día, unos minutos, los justos para que me contaras como estás, si eres feliz, alguna anécdota, una contrariedad.
 Lo lógico es que quisieras saber como estoy, que quisieras escuchar alguna anécdota o hacer que la escuchas.
Estrecharnos.
Más que lo lógico sería lo natural, sin embargo,el día a día se va comiendo los segundos de nuestro tiempo.
Como esa mujer que residía en el Centro para mayores te diría:
¡Vamos,vamos, date prisa en venir! ¿no ves que la vida se va?

martes, 10 de septiembre de 2013

LA VIDA PASA POR UN CAMINITO DE TIERRA

Le producía intriga el devenir de la mujer por el caminito de tierra, tan arregladita, con su medalla, sus zarzillos de oro en las orejas y su pelo bien atusado. No era la curiosidad o el cotilleo una característica arraigada en ella pero realmente, este hecho la intrigaba.
Una tarde se aventuró a seguir a al mujer. Llevaba sus auriculares bien ajustados, para que la señora pensará que iba en lo suyo, escuchando su música y ciertamente que la escuchaba pero lo que no quería era perderla ni un momento de vista.
Al cabo de un rato y como era lo esperado, tomaron el camino de tierra que dejaba ver una señal de fin de término municipal y una delante y otra detrás caminaron levantando el polvo y haciendo huir a los saltamontes. Una legión de escarabajos les hacían de guardaespaldas.
Nunca antes había caminado por aquel sendero y le pareció interminable el paseo. En el trayecto pudo percatarse que muchas personas lo frecuentaban: matrimonios de edad avanzada, amigas que caminaban a paso ligero para no acumular el excedente en las caderas y hombres en bicicleta. Parece que la aventura no iba  a serlo tanto. 
Detrás de un recodo del camino, un gran edificio se asomó rompiendo la linealidad del paisaje. La señora abrió una gran cancela y entró, en el patio cuajado de verde, otra más anciana agitó con energía sus brazos. Era una residencia de mayores a donde iba cada tarde arreglada como si fuera de fiesta. Su amiga de pelo gris y columna encogida la esperaba. 
-Date prisa - escuchó que le decía- la vida pasa.

SESENTA SEGUNDOS

Me he levantado sin pereza aunque he dormido mal esta noche. Después de una ducha revitalizante me he puesto el vestido más bonito que he encontrado en el armario. Uno blanco, tipo ibicenco que confeccionó mi madre. Blanquísimo que azulea, con la falda llena de volantes y puntillas y los hombros cubiertos de fino encaje que deja adivinar mi piel. es un rito, una costumbre sagrada, vestirme con lo que más me gusta en días tan desasosegantes como este.
El autobús está lleno como es habitual y aunque he conseguido sentarme, los nervios no me dejan parar los pies.
Al llegar me he sentado frente a él. Sola frente a él, que ha hecho una pregunta.
Es todo lo que recuerdo, que ha hecho una pregunta y que las cintas de raso de mi vestido volaban con la brisa como si quisieran escapar del lugar.
Lo he mirado fijamente y él, con sus ojos ha insistido en que le conteste.
En sesenta segundos eternos he recorrido palmo a palmo los renglones con la mente pero no he hallado la respuesta.
Preferiría no hacerlo señorita, me ha dicho solemne, pero no me deja otra opción; tendrá que volver en septiembre.


lunes, 9 de septiembre de 2013

PERLA

Repasó mentalmente si estaba todo en orden. Miró a su alrededor por si se dejaba algo que pudiera hacerle falta y comprobó que la puerta estuviera cerrada.
Con la taza rebosando aroma a infusión de otoño en una mano y un libro de título difícil en la otra se dispuso a subir las escaleras que la conducían al dormitorio. No sabía si leería o se quedaría contemplando la oscuridad en silencio unos segundos, esos que tardaría el sueño en secuestrarla. En el primer rellano, había dos, se paró un momento para acariciar la cabeza negra y lisa de Perla, era su manera de darle las buenas noches. Perla la miró con sus grandes ojos como cada noche y como cada noche permaneció en silencio. Al apagar la luz pensó en qué ocurriría si algún día le diera por responderle y se rió de si misma.
Perla era una mujer indígena, esbelta y elegante, representada en una figura de medio metro con túnica bermellón y vestido azul pavo, pelo rapado y aros
en el cuello.
Hablar con Perla, sonreír en su interior, la radio y su imaginación inquieta, conformaban la cuadrilla de antídotos para combatir la soledad física de diario

domingo, 8 de septiembre de 2013

TORMENTA DE VERANO

Sentado en su silla de diario contemplaba  las paredes  cuajadas de flores de su patio. Flores en lienzo y flores en tiesto, siempre flores.
No pensaba en nada y reflexionaba sobre todo.
Sus ojos semicerrados a la luz de mediodía evocaban todos los sonidos que ahora escuchaba y entonaba con dificultad.
Espesas nubes augurando tormenta  consiguieron que abandonara, a regañadientes, su palco privilegiado frente a aquellos pájaros coloridos de canto incansable.
Los truenos  revivieron la época en que trillaba la mies cuando aún era un niño. Truenos  precedidos de rayos fulminantes y quebrados,  capaces de calcinar la vida.
Antes de que hubiese abandonado el umbral, un aguacero violento mojó sus talones desnudos. Sentado tras los visillos miraba al cielo con respeto. El tiempo había mitigado su impaciencia de antaño.
En el transcurso de la tormenta evocó fechas y sucesos, repasó su devenir y se enfrentó a su presente.  La vida, ineludible y cruel, le había zarandeado sin piedad.

El arcoíris abriéndose paso por encima de la barandilla que días antes pintó de verde, coloreó su pelo níveo e iluminó sus mejillas. Su corazón suspiró y su boca esbozó una sonrisa.  No había porqué volver atrás, todo estaba en su sitio.

ESTELA DE AMOR

Pensé que al cambiar de decorado iba a sentir nostalgia del entorno anterior. hoy estoy aquí sentada, rodeada de naturaleza, la montaña al fondo me inspira calma y la luz de media tarde despliega un sinfín de nuevas inquietudes.
Cajas, bolsas, cestos y maletas se apilaron en la puerta y con tu voz me transmitiste la calma que no tenía.
Hoy nos arrullamos en otra estancia y nos reímos como ayer, entre aquellas otras paredes.
De todos los lugares en los que hemos estado, lo que mas me gusta es... la estela de amor que vamos dejando y que como la de un cometa brilla, iluminando nuestros días.

martes, 3 de septiembre de 2013

SIN CALENDARIOS...NI RELOJES

Seguramente habrá un pequeño duende que ande por la casa dejando esencias de felicidad.
Llegó septiembre y casi no me he enterado. Tanta sal sobre mi piel, tanta luz sobre mi alma... pero... mañana hay que madrugar de nuevo, qué remedio y yo, contenta. El viernes volverá la caricia de mar.

domingo, 1 de septiembre de 2013

INSTINTO DE SUPERVIVENCIA

Si no me apresuro jamás llegaré a tiempo, pero soy puntillosa rayando en lo obsesivo y esta labor tiene que estar perfecta. Felices en su reunión de agosto, los insectos comentaban sus peripecias veraniegas, aún les quedaban dos días de protagonismo.
Cuando la araña llegó con su recién terminada labor, encontró un espectáculo más que atractivo para sus mandíbulas carnívoras.
Las mantis esperaban coquetas una nueva víctima con la que perpetuar su especie.
Los mosquitos trompeteaban nostálgicas melodías al borde del lago.
Mariquitas y zapateros comparaban el color y el brillo de su exoesqueleto.
Los escarabajos peloteros medían sus fuerzas con los ciervos volantes.
Las mariposas exhibían su colorido provocando el suspiro de las cucarachas.
Las libélulas jugaban a ser helicópteros privados para las hormigas.
Insectos palo e insectos hoja apostaban por la calidad de su camuflaje.
Ajenos a la trampa letal, todos se despedían del verano.
Aún no había acabado de extender su artesanía cuando un pequeño grillo se acercó a ella y le agradeció anticipadamente que hubiera traído aquellas cómodas hamacas.
Contra todo pronóstico, a la araña le enterneció la inocencia de la pequeña chicharra, pero el instinto de supervivencia pudo más. Su vida pendía del hilo.