Traduciendo los sentimientos

miércoles, 25 de diciembre de 2013

DÍAS DISTINTOS Y EL MISMO AMOR

Llueve. Hace mucho que no llovía. Las luces del árbol de Navidad titilan entusiasmadas en sus cinco modalidades. La estufa es la reina de la tarde. Tú pones la música y yo el movimiento.
Estás aquí.
Fuera no se escucha nada. El campo se regocija y celebra su Navidad bebiendo del agua que le regala el cielo, bebe, se embriaga y la atesora en lo más recóndito para que no le falte los próximos días.
Como yo, de tu boca.
En estos días no miraré las hojas del calendario, tal vez así el tiempo se detenga y puedan las raíces recoger la vida contenida en cada gota. Tal vez así, los frutos de nuestras bocas florezcan antes de primavera.

NAVIDAD EN EL UNIVERSO (PARTE l )










NAVIDAD EN EL UNIVERSO ( PARTE ll )




ESTAMPAS NAVIDEÑAS I








ESTAMPAS NAVIDEÑAS II




miércoles, 18 de diciembre de 2013

lunes, 9 de diciembre de 2013

AHORA

Tómame de la mano como cada noche y mírame tiernamente, no digas nada, no hace falta. Tu sabes decirme cuánto me quieres aunque no se abran tus labios, aunque tus ojos estén fijos en ese punto infinito donde nuestros pensamientos se entrelazan.

ALMA PELIRROJA

Apareció por Navidad y se adueñó de su cuerpo exhausto, una tos pertinaz que quebró su sonrisa y anuló sus pulmones. Su corazón intrépido  compitió en una carrera de obstáculos y perdió.
No hubo pavo y de las panderetas, apenas se oyeron los platillos cuando chocaron entre sí, al dejarlas unas manos temblorosas, escondidas en un armario.
Caía la tarde cuando se hizo el silencio. La tos cedió y al fin pudo desanudar su trenza, la hermosa cabellera caía sobre sus hombros rosados,  sembrados de pequeñas pecas, los mismos que durante un tiempo infinito tuvo cubiertos de vasta tela marrón. La que un día prometiera ponerse si la guerra le devolvía a los suyos íntegros de corazón y mente.
Pudo también desterrar sus gafas y proclamar, como una adolescente, la belleza de su mirada gris e intensa.
A su familia, su muerte no le pareció ninguna broma a pesar de acontecer el día de los Santos Inocentes, sin embargo, ella parecía reír, inerte sobre su cama,  inmune ya al dolor y a los desatinos terrenales.

 En el mismo entorno donde lloraban su ausencia, sobrevoló jovial sus cabezas y limpió las lágrimas con el suave manto pelirrojo.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

DEL OTRO LADO DEL MAR

Ojos negros, pelo zahíno, complexión fuerte, pecas pequeñas, manos carnosas, peinado europeo.
Ojos tristes, piel aceitunada, uñas limpias, ropa deportiva, bolígrafo negro, letra destartalada.
Ojos llorosos, pies grandes, cejas espejas, orejas despegadas, nariz recta, labios carnosos.
Ojos infantiles, sentimientos de rabia, sentimientos de nostalgia, sentimientos de culpa.
Ojos mentirosos, añoranza del colegio, añoranza de la madre.
Ojos avispados, nula lectura, deseos de jugar.
Ojos avispados, ojos mentirosos, ojos infantiles, ojos llorosos, ojos tristes, ojos negros, ojos...ojos...ojos.

lunes, 25 de noviembre de 2013

JUGO DE VIDA

Cuando tuvo en la mano el último gajo de la naranja, reparó en que desde que la cogió del frutero habían pasado treinta años.
Eran las cuatro de la tarde, ya debería haber entrado en el instituto, sin embargo, su amiga hizo que se entretuvieran más de la cuenta.
Hablaban sobre los minutos musicales de aquel mediodía, de una canción de Alan Parsons que sonaba muy bien. Hablaban de poesía y de chicos, aquellos que habían conocido un día en las escaleras, cuando iban al laboratorio de Química.
Hablaban de todo y de nada porque apresuradas y llenas de risa, la vida les salía por la piel y era tan difícil controlar el tiempo en sus relojes.
Aquella naranja tenía el sabor del sol de invierno, el color de los balones de playa y el sabor incitante de la música en las fiestas de los sábados de primavera.
Su amiga no quiso compartirla con ella, se acababa de lavar los dientes.
A mitad del camino, media naranja.
Charlaba dentro de un coche, de música no, de trabajo, de hijos, de anécdotas del pasado. Su amiga ya no lo era tanto, pero estaba presente en sus conversaciones. Su extrema cuadriculación cotidiana, su pelo largo, su ausencia.
Quería que este gajo se eternizara en el tiempo, el más sabroso, el más jugoso, el más pleno.
Habían pasado treinta años desde que empezara a pelar su naranja o eso le dijeron, ella no lo creyó. Si fuera verdad, no tendría este sabor a vida.
¿Quién dijo que el tiempo existe?
¡Será en otra dimensión!

ROMANZA DE NOVIEMBRE

Cansada de deambular por las calles
 hasta la hora en que el sol se ponía,
decidió la mujer que debía
 tomar de una vez decisiones.

Sentada sobre la cama
miró sin mirar atrás
y como le pareciera
que todo lo que allí había
ya no le pertenecía,
hizo un hatillo liviano,
dejando por los rincones
la huella de su existencia
.
Extraña en su propio mundo
resolvió desaparecer,
y aunque sea paradoja,
no podía y  le dolía
dejar a los que más quería.

Con lágrimas abrió la puerta
más nunca se despidió
y a ellos les prometió
que en sueños o en versos,
en dibujos y en canciones,
llenaría cada día, de calor
sus corazones.
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Corría un mes de noviembre
cuando escuchó una voz
que le prometió,
sin promesas amarla,
y sin palabras, cuidarla.
En su timbre descubrió
 el color del  mar.
Él la hidrató con su agua
y su luz hizo brillar.

Compartieron risas, danzas,
conversaciones y besos.
Compartieron las palabras,
las lágrimas y el deseo.

Ella fue su enredadera
Él su agua transparente
Vivieron entrelazados
floreciendo eternamente.







jueves, 14 de noviembre de 2013

LLUVIA

No hay necesidad de sacar el paraguas, le dijo mientras le apartaba el flequillo rebelde de sus ojos chispeantes.
Él la miró con ternura a la vez que se reía un poco de ella. Era una romántica incorregible pero ¡qué caray! tampoco a él le importaba mojarse si estaba a su lado.
Entre risas trataron de sortear todos los charcos y en todos cayeron. Como la tarde, que caía vertiginosamente sobre la espesura de los centenarios árboles. 
En una glorieta con mal de piedra, vacía de humanidad y repleta de helechos estrecharon sus cuerpos y miraron al cielo dejando que las gotas de lluvia invadieran sus rostros de otoño y sus cuerpos cubiertos, como las cebollas, por más de una tela.
¡Corten! ¡Corten! 
Las luces se encendieron y las gotas cesaron.
Fuera llovía de verdad. Un hombre de estatura media y pelo castaño la esperaba con un amplio paraguas de tela abstracta. Le abrió la puerta del coche y esperó tranquilo a que acomodase sus pies y su falda. 
Antes de emprender la marcha la miró sonriente y le preguntó como le había ido el día. Ella, apartándole el flequillo rebelde de sus ojos, lo besó repetidas veces. Cuando él le preguntó el por qué de tanta alegría, ella señaló la lluvia. 
Sobre un puente vacío de humanidad, con el río y la luna como únicos testigos, estrecharon sus cuerpos y miraron al cielo dejando que las gotas de lluvia invadieran sus rostros de otoño y sus cuerpos cubiertos, como las cebollas, por más de una tela.

martes, 12 de noviembre de 2013

ILIMITADA

Mírame ahora mientras estoy vestida y dime que ves detrás de mis movimientos, luego, cuando me digas todo cuanto has visto desnudaré mi alma ante tus ojos y comprobarás que has errado porque no calculaste la extensión de mi piel cuando de tu piel se trata.

lunes, 11 de noviembre de 2013

SILENCIOSA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA


Fuera se escuchan las instrucciones de la profesora de Inglés que se empeña en que sus alumnos pronuncien correctamente. Aquí dentro solo se escucha el sonido de mis dedos sobre el teclado y el tic tac de mi corazón. Si los pensamientos fueran sonoros, habría muchísimos más ruidos. Tal vez hasta se acercarían para preguntarme qué es lo que está sucediendo aquí dentro, no aquí dentro de mi, que es una pregunta difícil de hacer, aquí dentro en el lugar físico en el que me hallo. Jamás podrían sospechar que tantos pensamientos pudieran caber en una cabeza..
Si pudieran emitir sonidos y si yo eligiera la música, las melodías más relajantes se verían interrumpidas por otras metálicas y estridentes. Por entre los vocablos en lengua inglesa y  los sonidos de las teclas del ordenador, prevalecen los ruidos que emiten mis pensamientos y que solo yo, menos mal, escucho.
Ni bueno, ni malo, sino todo lo contrario, como diría Aute.

TORTILLA DE PATATAS

No era una tortilla cualquiera, en cada patata había incrustada una emoción: una lágrima, una sonrisa, una petición, un pensamiento, un recuerdo, un abrazo, una caricia, una mirada, una súplica, un dolor, una alegría, un temor, una satisfacción, una inseguridad, una danza, un bostezo, una palabra, un silencio.
No era una tortilla de patatas cualquiera. Llevaba tres años de amor batidos enérgicamente y había sido cuajada a fuego lento, al calor del corazón.

domingo, 10 de noviembre de 2013

SHARBAMMA (JARABE DE AMOR)


Una mano tomó otra mano. La segunda era tan pequeña que cupo entera dentro de la primera. Durante un momento jugaron a reconocerse en las líneas de la palma, en la textura de la piel, en su temperatura. Tardaron poco en darse cuenta de que juntas irradiaban una energía potente y contagiosa.
Amantes y cómplices se dispusieron a recorrer la vida juntas.
Si ahora me soltaras, expuso la pequeña, sería un minúsculo punto de luz en medio de la nada.
No hace falta que te sujete para que brilles con toda tu intensidad, le dijo la mano más grande; como en aquel cuento del escultor, todo está dentro de ti. No obstante, prosiguió, eres cálida y me hace sonreír tu agilidad,. Definitivamente pienso que no me gustaría ver la vida a través de la tela de un bolsillo.
La mano pequeña se estremeció de gozo y se acurrucó mimosa dentro de la mano grande.
En un plano superior, los ojos se miraron y sonrieron.
En un plano inferior, los pies, sincrónicos en el movimiento se pararon.
Fue un beso silencioso y dulce el que arrancó un suspiro a los árboles del parque.

viernes, 8 de noviembre de 2013

UN PASEO ACCIDENTADO




Tropezaste una y mil veces aquella tarde de parque. No eras tú niña de ojos enormes la que caminaba sin equilibrio, fue mi mano destartalada la que te puso los zapatos del revés.

domingo, 3 de noviembre de 2013

DUENDES DE RÍO

Se estrechaba la senda y verdeaba el camino. Un junco de punta aguda se le clavó en el recuerdo de antaño. Niños que se abrían paso entre la maleza surgieron como duendes del bosque saludando desde aquel lugar en el que se adentraban cada tarde de domingo. Túneles impracticables de ramas y ortigas no eran obstáculo para arrastrar su felicidad por el suelo abrupto de apelmazada tierra, los guiaba el instinto y las ganas de jugar a inventar juegos. 
Sobre la cima de una montaña gigante hecha a base de arrancar las entrañas al río, se sentían poderosos y libres, por estar más cerca el cielo. Rodar por la pendiente los devolvía a la deliciosa realidad del pan con chocolate y la tortilla de patatas. Sentados sobre las amapolas o tumbados entre la avena silvestre no podían imaginar que mucho tiempo después aparecerían como duendes en todos los parajes fluviales en los que oliese a verbena y albahaca.

martes, 29 de octubre de 2013

GEMELAS DEL ALMA

Se conocían desde siempre pero no habían reparado en ello. Lo descubrieron casi a la vez pero fue una la que se lo hizo notar a la otra.
 Después de saberlo se miraron intensa y pausadamente hacia dentro y, de regreso, cuando sus ojos se encontraron de nuevo, estuvieron totalmente seguras.
Con diferente edad física y la misma edad espiritual,  con experiencias en distintos tiempos y, sin embargo, con el mismo planteamiento de vida. Pensaban igual y sentían lo mismo, se emocionaban con los mismos hechos y se dolían en circunstancias iguales. Reían ante las mismos sucesos y se entristecían con idénticos duelos.
Dos niñas renacidas cada día de lluvia. Dos mujeres que se apasionaban con cada rayo de sol. Dos personas emotivas cada día de otoño. Dos almas cálidas frente al helor del invierno.
Con distinta tonalidad de piel y de cabello. Con distinto tamaño y color de ojos. Con tan diferente aspecto y sin embargo, gemelas, gemelas del alma.

lunes, 28 de octubre de 2013

LUCES Y SOMBRAS

Todo fue muy extraño, de pronto una gran nube tapó el sol y durante un número incontable de minutos todo estuvo oscuro y en silencio. Hubo un apagón generalizado y el frío empezó a subir por sus pies. Buscó a tientas unos calcetines y los colocó con esmero sobre sus pies llenos de pequeñas durezas. Se acurrucó sobre su cuerpo haciéndose un ovillo en el que no se distinguían las extremidades del tronco. La cabeza como la de un pequeño pajarillo dormido esperaba, con los ojos cerrados, a que la vida resurgiera.
No supo cuanto tiempo había pasado cuando empezó a abrir los ojos. Sabía que era muy tarde, pudo ver sobre el suelo de su habitación el reflejo de la luna. Se habría quedado dormida. Dormida y congelada. Sus dedos eran trozos escarchados pendiendo de la masa insensible que eran sus manos. Las sacudió, con rabia, con furia, y mientras lo hacía sintió como la sangre, la vida, volvía a ellas. Se alegró de que así fuera, se incorporó poco a poco, era doloroso estirar cada músculo después de tanta tanta tensión. Se puso en pie y con decisión abrió la puerta. La luz de una estrella iluminó como un foco el sendero por el que caminó toda la noche, la necesitó entera para comprobar que todo estaba intacto. Esperó impaciente pero como era de esperar, el sol brilló con todo su esplendor en el nuevo día.

jueves, 24 de octubre de 2013

DIAGNÓSTICO

No le gustó nada aquella estación de autobús, siendo igual que todas. Muchas veces antes estuvo en otras y no le parecieron tan horribles y desangeladas. Había algo en aquel lugar, algo inquietante. Le parecía que todo el mundo reparaba en ella. Sentía la mirada incisiva de todos los viajeros sobre su piel. Quizá fuera porque tenía que permanecer horas interminables en ella, esperando al siguiente autobús. Para el anterior nunca llegaba a tiempo y no es porque no corriera, corría mucho, últimamente siempre corría. En las calles, en la casa, en el trabajo. No había nada que la hiciera parar, nada que propiciara la calma. Ruidos de todos los lugares se habían instalado en su cerebro y escuchaba su nombre con sonido envolvente y amplificado. Su nombre el que rezaba en la partida de nacimiento, su nombre coloquial, el diminutivo de su nombre y hasta el sobrenombre, pronunciados en distintos tonos y con distintas frecuencias. Entre llantos, sobre risas, con exigencia, con desesperación, con impaciencia... su nombre... el ruido...la estación.
El médico dijo que tenía un cuadro de ansiedad importante pero no grave y que en ningún caso firmaría una baja así que podía, sin problema, seguir haciendo su vida normal.
Ese hombre no sabía de lo que hablaba, ojalá sus palabras se le atravesaran en la garganta, pensó mientras en la estación evitaba la mirada de un anciano que se sentó frente a ella, ojalá la justicia divina interrogase a ese hombre sobre su veredicto para con ella, ojalá un día alguien le hiciese ver el sinsentido de la frase: hacer una vida normal, que con tanta autoridad pronunció en su consulta.
Cogió un periódico y lo abrió por un lugar cualquiera. Posó sus ojos sobre una palabra cualquiera y allí se detuvo. Eternamente detenida en aquella palabra, vio pasar su vida por delante, entremezclándose con los titulares y los pie de foto, por un momento bajo la guardia y sintió un cierto alivio al pensar que solo faltaba media hora para que su autobús llegara y una hora y media más para llegar a su casa. Le reconfortó pensar en una manta de pelo suave sobre la cama. Una manta sobre la que cerrar los ojos y perderse por un tiempo, como un oso hibernante.

miércoles, 23 de octubre de 2013

MEJOR. PEOR... DIFERENTE

Dijo que quería un hombre maduro, uno que la guiase, uno que la meciera entre sus brazos, un hombre de los de verdad, de los de antes, dijo.
Sus amigas le prepararon una fiesta con luces de colores, globos, champán y hombres. Amigos de amigos de sus amigos. Algunos conocidos de vista, otros anónimos.
Ella llegó más tarde, se había estado arreglando para el evento. Como era una chica muy natural y siempre hacía gala de ello, así se presentó, natural:
Se había puesto en las pestañas  una máscara de nueva generación que le hacía sentir que sus ojos eran dos faros verdes y como tales debían deslumbrar a todos aquellos hombres que habían venido por ella. Colocó unas extensiones en su pelo y su melena artificial y serpenteante se extendía por la mitad superior de su cuerpo como si de Medusa se tratara.
Su falda era tan corta que al elevar el pie para dar un paso podía adivinarse su ropa interior de muñeca. Su blusa de un blanco impecable apenas si la dejaba respirar.
Al principio, los chicos estaban tan asustados al ver tanta pestaña entrecruzada  y tanto pelo en vaivén que se quedaron replegados, protegiéndose los unos a los otros.
Ella, que era natural como nadie, se encaminó con movimientos ensayados hacia ellos para observarlos de cerca.
Sus amigas la acompañaron hacia la arena y allí cayeron, en los primeros minutos, cuatro de los siete que inquietos y excitados le sonreían. Verdaderamente era una chica muy guapa.
Uno era bajo, comparado con ella era como un niño pequeño y no tenía buen cuerpo, eso le dijo ella sin un atisbo de nerviosismo.
Otro era muy mayor, le sacaba seis años y sobre todo, tenía los dientes torcidos. Esto último no se lo dijo, pero mientras le hablaba, sus ojos estaban clavados en ellos.
El siguiente era estudiante y por tanto, culturalmente más preparado que ella. Llevaba gafas y le gustaba leer. Ella expresó en voz alta que de seguro se iba a aburrir a su lado, quería vivir, ir de fiesta y patear las calles con sus amigos.
El cuarto en discordia abandonó la fiesta por su propio pie al ver que ella no buscaba en un hombre todo lo que había dicho. Lo supo cuando sin mirarlo aún, se acercó hasta la puerta para pedir un cigarrillo a un chico ajeno a todo aquel movimiento que entró con una amiga. No le pareció, por su aspecto y su forma de dirigirse a ella que encajara con el perfil que la chica buscaba, sin embargo, ahí estaba feliz de haberlo conocido en tan preciso momento.
Cuando iba por la calle recordó una película en blanco y negro que vio recientemente. Tiempos en los que unas personas se casaban desde la distancia, por poderes, le llamaban a eso.
Nunca se habían visto, sus padres los comprometieron desde que eran  pequeños y luego, cuando la edad fue apropiada, se embarcaron en el sueño de amarse después de que el roce hiciese el cariño.
Una amiga de la chica fue tras él y le preguntó por qué había abandonado el recinto con tanta premura, si su amiga no lo había rechazado.
El solo acertó a decir: Ciertamente han cambiado mucho los tiempos.



martes, 22 de octubre de 2013

REENCUENTRO

La miró con tanta delicadeza que ella apenas se dio cuenta. Sin embargo, al cabo del tiempo, lo supo. Él conocía cada detalle y cada gesto de su rostro. Sabía de cada pliegue y de cada minúscula mancha en su piel,  del tamaño de su cintura y del de sus manos. Sabía cuánto tenía que abrir los brazos para rodear sus caderas y como de pequeños eran sus pies. Sabía incluso de sus heridas, de sus miedos e inquietudes sin que ella, aún,  se las hubiese mostrado explícitamente. Sabía que, para recuperar la paz que un día perdiera, sería  infinito el número de besos que debía darle cuando aquella mañana se posó justo a su lado con las alas rotas. Sabía además que no fue casualidad pues él también la esperaba.
Todo esto lo supo ella después.

En el instante en que este prodigio ocurrió, no podía hacer otra cosa que no fuera dejarse acariciar por su voz cálida. Lo había echado tanto de menos.

domingo, 20 de octubre de 2013

COMPLICIDAD

Te escribiría incansable en esta noche de octubre, ya sabes, narraría con todo lujo de detalles todos los sentimientos que se mueven al mismo compás de la música que ahora suena, sin embargo, qué falta hace talar árboles si tú, sientes y sabes todo en cuanto te pierdes en mi interior. Me gusta así: claros, transparentes. Navegando sin remos. Solos tú y yo, Nunca a la deriva. Siempre sin brújula ni relojes. 


jueves, 17 de octubre de 2013

17 DE OCTUBRE

Qué pena que lo que haya que celebrar hoy sea el día de la erradicación de la pobreza. Qué pena no desterrar ese día del calendario, del tirón, arrancarlo sin piedad, alegremente, romperlo en pedazos y echarlos a volar.
Qué pena que esos vándalos que roban de día y a cara descubierta no sientan, aunque solo sea un poco, las necesidades de esos otros que hace muchos, muchos años venimos viendo, día si y día también cargaditos de moscas en sus lagrimales.
Las noticias, nada halagüeñas, lejos de igualar la cesta de la compra, la distancia, por cada minuto que pasa, un poco más.
Antes era África, sus guerras internas y su nomadismo perpetúo la que nos acompañaba a los postres y mientras en la cucharilla se derretía el helado, sus vidas se abrasaba en un mar de tierra estéril.
Ahora, África y sus campamentos interminables interesan poco porque más cerca, mucho más cerca, al lado de nuestra casa, habiendo grandes superficies donde se tira el excedente para no abaratar, las moscas también se ceban en los que forzosamente están detenidos.

De la picaresca ya hablamos otro día, que ya se que habrá quien lo esté pensando por anticipado.
Hoy toca erradicar, no la pobreza, que no debería existir, es tiempo de erradicar a quien la propicia en pro de sus intereses.


miércoles, 16 de octubre de 2013

MIS ZAPATITOS DE TACÓN

Sobre sus zapatos de tacón era toda una personalidad o quizá, sería más acertado decir que era todo un personaje. Caminaba segura de si misma y no le importaban en absoluto aquellas miradas incisivas que encontraba a su paso, sobre todo porque no veía prácticamente nada. Su charla dislocada y sin sentido ahuyentaba de su lado al grueso de las personas conocidas pero no reparaba ella en esas minucias. Su existencia era suya y la vivía como quería, en la más absoluta irracionalidad de horarios.
Un día sufrió un desvanecimiento inoportuno y fue a darse de bruces con un automóvil que transitaba por la calle. Tuvo suerte de que la conductora, respetuosa con las normas de circulación, no sobrepasara los treinta kilómetros por hora, de no ser así, lo que se quedó en una anécdota podría haber sido una tragedia, pero, eso sí, su pierna se quebró y para su desgracia se vio obligada a dejar de lado sus tacones.
No tomó calmantes para aminorar el dolor de su extremidad dañada, los tomó para calmar su ego, para no sentir la indignidad al verse disminuida en quince centímetros y caminar sobre zapatillas de vieja, cuando ella solo tenía ochenta años.

jueves, 10 de octubre de 2013

EL CAMINO A CASA

Aquella noche no pudo dormir. Había subido mil y una vez las escaleras cargada de maletas y bolsas, sin embargo, no  tenía sueño. La emoción se concentraba en sus ojos de tal modo que era imposible cerrarlos. Se sentía como un gato en la noche, iluminando el cuarto con su destello.
Quizá fueron dos horas o quizá fueron cuatro el caso es que se levantó sin una pizca de cansancio en su cuerpo, ni siquiera se había despeinado.
Debajo del agua templada extendió el perfume del azahar sobre su piel para pasar luego a vestirse apresuradamente. Deseaba más que nada salir y emprender el viaje.
El camino desconocido, lejos de inquietarle, le sirvió de acicate.
Llegó dos horas antes de lo previsto
pero no se impacientó en absoluto. Sentada frente al volante de su coche, observó a cada transeúnte y se recreó en cada árbol. Todos los segundos de aquel día, tuvieron un significado nuevo y especial y todos los vivió como una vida, intensa y felizmente.

miércoles, 9 de octubre de 2013

METAMORFOSIS

El primer gusano que tejió su capullo no sabía muy bien donde se metía.
Al segundo se le vio más confiado.
El tercero comió hojas sin parar, como si quisiera acelerar el proceso.
Antes de que el cuarto desapareciera del todo bajo su propia seda, alguien se le acercó para hacerle una entrevista.
Buenos días ¿cuál es su nombre?
Buenos días respondió el gusano, este periodo de la vida es tan efímero que el nombre no importa.
¿Podría explicarme que se siente ahí dentro?
Pues verá, pasamos una etapa de la vida siendo observados de manera continuada, sin intimidad para comer ni para dormir.
Cuando estamos aquí dentro, de pronto se hace el silencio de manera que solo escuchamos nuestros pensamientos. Es una etapa dorada de reflexión y maduración. Solo cuando el conocimiento de nuestro yo es completo, salimos. La magia surge en forma alas que dan expresión a nuestra libertad recién adquirida.
Dicho esto, cerró el pequeño agujero que le quedaba por tejer y se perdió en su mundo interior dejando al entrevistador con la boca abierta.

martes, 8 de octubre de 2013

TODO EN SU MOMENTO

En los próximos tres días no esperaba a nadie.
Se aseó, se puso su mejor camisón y con su libro de poemas decidió  esperar a la muerte. Era una noche inigualable para tener una cita con ella. Estaba en paz con el mundo y consigo misma.
El cuco proclamaba a voz en grito que eran las tres de la madrugada cuando lo recordó: ¡Era el día de su aniversario de boda!
Cada año  hacía las tortitas preferidas de su ya difunto marido y luego iba al cementerio y las comía frente al panteón familiar donde podía leerse “Revolveré el cielo en cuanto llegue. Todo con tal de encontrarte”
¡Era un despiste imperdonable! Se levantó con la agilidad de una colegiala y en la cocina preparó una masa compuesta de leche, huevos, harina, almendras, azúcar, canela y anises. Para cuando estuvo horneada, ella estaba dando cabezadas contra la mesa.
Antes de salir con las tortitas y, contra todo pronóstico, llamaron a su puerta. Ella que no esperaba a nadie arrimó su ojo a la mirilla y alcanzó a ver al portero que no traía buenas noticias. Durante la noche, su vecina y amiga, la señora Elena, había recibido la desagradable visita de la muerte.


lunes, 7 de octubre de 2013

VIDAS DEL TREN

Ha pasado el tren de las diez y diez, antes paso el de las siete y diez y aún antes el de las tres y diez.
Los miro desde la casa y me pregunto quién irá dentro. Te miro y te hago esa pregunta. Te encojes de hombros. ¡Quién sabe!
Personas anónimas y cansadas después de un duro día de trabajo, regresan al hogar.
Personas que al introducir la llave en la cerradura, exhaustas y acaloradas, encontrarán distintas situaciones:
Un hombre de mediana edad, por ejemplo, que, arrastrando los pies llega hasta la cocina y la encuentra vacía de alimentos y de vida. Los alimentos pueden comprarse pero las vidas no y su soledad se hace aún más insoportable cuando se da cuenta de que el tiempo pasa como un cometa pero a diferencia de éste, ni siquiera el destello deja.
Una señora que duda si abrir la puerta porque escucha un griterío de niños tras ella y está rendida. Una abuela despeinada y ajada la espera con impaciencia. Esto ya no es para ella, ya crió a sus hijos, no soporta tener que criar a sus nietos y aunque no lo dice, aunque calla siempre, el dolor de su garganta es una manifestación evidente de su impotencia.
Un hombre que parece optimista y que no necesita utilizar la llave para entrar porque su compañera lo espera cada día en el balcón con los ojos llenos de chispas. Se lanza a su cuello y lo besa repetidas veces mientras él no sabe si quitarse el uniforme de trabajo primero o seguirla en sus besos ya que desea las dos cosas con igual fuerza.
El maquinista no se baja en esta estación, aún le queda un tramo largo para llegar a su destino. Desde su ventanilla observa a una mujer en un jardín que se pone la mano de visera para que la luz del sol no le impida ver el tren de mediodía. Un hombre se acerca a ella y apartando su cabello la besa en el cuello.
El maquinista desea más que ningún día llegar a su casa para besar con la misma pasión a su mujer y entonces recuerda que ella no está. Se fue un día de otoño. Todo estaba intacto en la casa. En el armario, sustituyendo su ropa quedó un papel doblado que no era una
despedida. La lista de la compra no hizo más que agravar su sufrimiento al recordar el día que compraron juntos el jersey que esta tarde llevaba puesto.

NECESIDADES

Se adoptaron mutuamente. Él extrañaba una madre. Ella tenía muchos consejos que ofrecer.
Acordaron reunirse cada tarde en el jardín de la casa y, mientras las notas musicales atravesaban los visillos de color café y las campánulas se abrían a la nueva temporada, él descubría un mundo inmenso en la caja de la costura y ella recuperaba cada uno de los refranillos que permanecían aletargados en su memoria.

domingo, 29 de septiembre de 2013

EL HOMBRE DE AGUA

El hombre de agua nació un día en que pares e impares se mecían en una balanza.
En el cielo una luna más que llena esperaba expectante su llegada, ni siquiera el primer paso humano, aún reciente,  sobre su suelo polvoriento, consiguió tal despliegue de belleza.
El hombre de agua creció y adquirió una voz cristalina en la que se reflejan,  su condición de nobleza, su generosidad y su abnegación.
El hombre de agua tiene una mirada profunda y puedo navegar en el interior de sus ojos, en los que me pierdo cuando me mira.
En el movimiento de su boca carnosa se adivina el ímpetu del viento y el frescor del mar, el jugo de la remolacha y la embriaguez de la uva fermentada.
Su cabello,  castaño e indómito, enmarca su rostro esculpido en alabastro rosado y, en su barbilla permanece  el hendido de la huella de un pulgar de su creador.

El hombre de agua es todo amor, amor del que engrandece, amor del que no pide a cambio, amor del no posesivo, amor del de verdad.

lunes, 23 de septiembre de 2013

LA NOCHE QUE ME QUIERES

Vinieron los escarabajos al no escucharnos hablar y me encontraron sentada en tu silla, trazando líneas de colores.
Se pararon delante de mis pies,  parecían, al igual que yo, no querer moverse hasta que tu no vinieras.
Los miré detenidamente y los encontré más lentos que de costumbre y pensé que tal vez su ciclo se termina y sin querer, una lágrima resbaló por mi rostro porque, pensé, hay segundos tan eternos y en cambio años que se esfuman tan rápidamente que quise vivir intensamente cada fracción de vida a tu lado y no estabas para decírtelo.
Es tarde. Tengo sueño. Me acostaré en tu lado de la cama y aspiraré el aroma de tu piel en la funda de algodón, suave y cálida. Cuando me esté quedando dormida vendrá tu boca y tu abrazo a acunar mi sueño. Hoy, hasta los escarabajos saben que es esta otra noche que me quieres.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

ESTO NO TIENE NOMBRE


Tuve okupas este verano en casa. Nunca pensé que podría ocurrirme a mí. Que episodio más desagradable.
Entraron por la ventana y lo dejaron todo perdido.  Un gato, varios gatos… yo que sé. El olor nauseabundo de su marcaje territorial  ha dejado marcado mi cerebro y mi colchón.  Mi colchón, mi querido y mullido colchón, tan confortable y tan caro, ahí estaba, mancillado de orín y sexo felino.
Para qué hablar del patio, cientos de pájaros se habían apropiado de mi higuera y sus excrementos repartidos por todos los rincones lo habían convertido en inhabitable.
Aun no habíamos soltado las maletas cuando ya estábamos con la escoba en una mano, la fregona en otra y los estropajos y las bayetas colgándonos de los bolsillos ¡No había salfuman  que pudiera acabar con tanta inmundicia!
Si alguien me vuelve a aconsejar  que deje una ventanita , por pequeña que sea, abierta para que parezca que hay vida dentro de la casa, mientras estamos fuera,  le lanzaré aliento de dragón y le chamuscaré las pestañas porque a partir de ahora preferiré proclamar mi ausencia a los cuatro vientos. Esto ha sido un asalto a mano armada (de uñas) y encima no puedo ir a denunciar los desperfectos ¿Acaso hay leyes aplicables a los felinos y yo no me he enterado?
Ayer, cuando la calma y el buen olor se habían instalado ya en mi casa, salí a dar un paseo como premio a tanto esfuerzo y tuve que volver dos veces a la casa para cerciorarme de que todo estaba cerrado a cal y canto y es que este episodio imposible de imaginar, me ha marcado tanto que hasta sueño con orgías en que gatos y aves lejos de ser enemigos, comparten los higos y la cama.


martes, 17 de septiembre de 2013

MATERIA INERTE, MATERIA ANIMADA

En cuanto la vio supo que la quería.
Fue a aquella casa por casualidad, alguien le dijo que allí hacían arreglos de costura y trajes de todo tipo.
La señora María le abrió la puerta, su pechera estaba llena de agujas enhebradas con hilos de distinto color, en su dedo anular un dedal, sus gafas colgando de un cordón de plata y el pelo recogido en un rosco grisáceo.
Cuando la hizo pasar al interior para tomarle medidas fue cuando la vio: una gran mesa de madera de cerezo y patas macizas. Estaba al fondo de la estancia, cerca de una cocina de leña. Sobre ella una quesera, un frutero de mimbre repleto de sabores,  una buena alcuza que destilaba oro verde...y pan, redondo, compacto.
La señora María se percató de su mirada extraviada en aquel rincón de su hogar.
La heredé de mi madre, dijo, y ella de la suya, así durante muchas generaciones, y entretanto se había acercado a ella y con el pico de su falda le sacaba brillo a una esquina.
Mientras le tomaba medidas para hacerle el vestido de novia, Eva pensaba que si acercaba su oído a aquella mesa podría escuchar las risas de todos los antepasados de la modista. Cuando volvió a mirar a la mujer y por la sonrisa de su rostro supo que había adivinado su pensamiento.
Quiero una igual, dijo bajito.
Igual no podrás tenerla hija porque no es la madera, ni la forma, ni lo que hay sobre ella. Son las vivencias las que la han convertido en  protagonista. No hay persona que la mire y no se deje seducir por ella. A su alrededor se han estrechado muchas manos y se han lanzado muchos besos. Por debajo, se han rozado muchos pies y se han recogido muchos tesoros perdidos. Con ella como testigo, se han mantenido muchas conversaciones más y menos amables. Se ha mojado con lágrimas y se ha secado con risas.
Después, cogiendo una tira de tela de seda del color del arcoiris, la señora María  la enrolló en el pelo de Eva sujetándolo a su nuca. Estarás preciosa con tu traje de novia, le dijo, mientras medía el contorno de su cuello y de sus hombros con el metro.
Cuando el trabajo de campo hubo terminado, la señora María cerró la libreta y la guardó en un cajón de su fabulosa mesa. Invitó a Eva a sentarse con ella y mientras preparaba un café le contaba sucesos acaecidos ahí, en ese mismo lugar en el que se encontraban. Los que tantas otras veces contaba porque eran las únicos que recordaba.
A Eva le gustaba mirar los posos del café, le habían dicho que contaban verdades. Le pareció que la borra formaba una M  que se pegaba al fondo de su taza. Siendo como era un poco supersticiosa, en otra circunstancia hubiera pensado en la palabra MUERTE, pero esta vez solo cabía una : MESA.

jueves, 12 de septiembre de 2013

BUENAS NOCHES

Una canción para despedir el día...
Y mientras me desvisto ven y danza conmigo, esa melodía nuestra. La que nos dicta el Universo

LÓGICO Y NATURAL

Lo lógico sería tenerte un poquito cada día, unos minutos, los justos para que me contaras como estás, si eres feliz, alguna anécdota, una contrariedad.
 Lo lógico es que quisieras saber como estoy, que quisieras escuchar alguna anécdota o hacer que la escuchas.
Estrecharnos.
Más que lo lógico sería lo natural, sin embargo,el día a día se va comiendo los segundos de nuestro tiempo.
Como esa mujer que residía en el Centro para mayores te diría:
¡Vamos,vamos, date prisa en venir! ¿no ves que la vida se va?