Traduciendo los sentimientos

miércoles, 26 de marzo de 2014

PASÓ UN ÁNGEL

Tendría cinco años cuando la vistieron de angelito. ¿El motivo? Una procesión del Corpus. Acompañaba a su hermana vestida con el traje de Comunión.
Le horrorizó sentirse atrapada entre todas aquellas personas que seguían un camino unívoco, con el cuello estirado como jirafas Lamarckianas. Le angustió sentirse amenazada por aquellos gigantescos pasos tan cerca de sus minúsculos pies.
Las flores de su cesta se mimetizaron con su rictus de contrariedad y se marchitaron un poco más con cada paso de los eufóricos procesionantes.
Aferrada a la mano de su padre, caminaba con una seriedad y una tristeza impensables para su edad Por eso él se mostraba feliz y orgulloso y no reparó en su sufrimiento.
Su vestido de raso azul cielo ribeteado en el cuello y las mangas con una tira dorada. Sus sandalias blancas que dejaban ver los dedos rojos y doloridos al descubierto. Sus alas asimétricas, casi descolgadas por el peso del calor y de la turba. Su pelo, claro y finísimo, sudoroso y enredado, cayendo sobre sus hombros.
¡Es un ángel precioso! dijeron en varias ocasiones.
Ella les dedicó, más que una sonrisa, una mueca y sin saber con su corta edad lo que era, le hubiese gustado empuñar un tridente

lunes, 24 de marzo de 2014

TODOS CALLADOS

No faltó el sol ni tampoco una nube inmensa que soltara su cabellera para arroparme. El espectáculo más bello se desplegaba ante mis ojos a medida que avanzaba. Rosas, azules, grises y blancos degradados llenaron la atmósfera de pinceladas. Inimitable. Ni el genio más excelso, ni el artista más brillante podría nunca plasmar, ni siquiera en una foto, la belleza de la naturaleza.
Luego apareció un chemtrail y con la monótona, sucia y mil veces explotada estela que lo identifica, rompió la asimetría de las nubes y ensució la pureza de tanto algodón gaseoso.
¿Y nadie dice nada?






domingo, 23 de marzo de 2014

SIEMPRE ACOMPAÑADA


Dijo que era para que no me quedara sola, para que tuviera a alguien que me acompañara hasta su vuelta. Le buscó el mejor sitio en la casa y le dijo unas palabras en voz baja. Después nos abrazamos durante un minuto eterno.
Cuando aún no había desaparecido el  último rayo de sol en el horizonte, el grillo comenzó a frotar enérgicamente sus alas y su melodía llenó todos los lugares de la estancia. Salí con sigilo pensando que mis pasos podrían hacerle desistir de su canto, pero lejos de eso, el grillo emitió el sonido más dulce que jamás escuchara, con acordes de balada y voz de roquero meloso. Aquella música llevaba implícita la letra que le dictaste, esa letra con la que compones en mi oído mil y una historias apasionantes.
Pronto estarás aquí y entonces, el grillo escribirá en la hoja mas elevada del jardín: Please do not disturb.
¡No sabe ese grillito cantarín que nosotros haremos lo mismo! 

miércoles, 19 de marzo de 2014

VOLVER A CASA

Me pidió un poema y yo solo pude darle a cambio mi silencio. Sentada en un sofá tan desgastado como mi piel, miré por la ventana la juventud de los pájaros.
Su vuelo me llevó a mi pueblo,  al lugar donde mi madre guisa mientras yo caliento mis manos a la lumbre.
Ojalá padre llegue pronto y me acoja entre sus brazos hasta la hora de la cena.
El reloj de pared señala una hora que no acierto a ver pero sus manecillas impertinentes me recuerdan que es muy tarde.
Quiero huir del sillón y de los pensamientos que me atan al pasado. Quiero ser ágil y que mi risa suene como antaño.
En un suspiro extenso y cansado, me elevo.
Estoy en el parque de mi infancia. Sentada sobre el columpio de hierro canto una canción que apenas recuerdo y, sin embargo, su letra brota de mis labios sin equívocos.
Ahí estáis,  sois las hojas de ese árbol en flor. Sois las nubes en el azul grisáceo, sois las gotas de esta fina lluvia que me cala.
Ahí estáis, no estéis tristes, que soy de nuevo la niña.
Padre, ven y hazme cosquillas con tu bigote.

Madre, arrúllame en tus brazos y no dejes que me vaya.

CREMA DE AVENA

Mientras cortas el calabacín y la zanahoria
me sentaré aquí cerca y te leeré un cuento o un poema. Te contaré una anécdota, una historia, un chiste. Después siéntate a mi lado muy cerca, tan cerca que pueda sentir el calor que destila tu piel y oler la esencia de tu alma. Te miraré a los ojos, no los bajes, no pongas esa cara de niño travieso, te besaré igualmente o más.
El vapor que sale desprende un rico aroma y aunque te prefiero a ti, estoy deseando probar esa crema. 
Cuéntame tú ahora, mientras dejo caer los copos sobre el calabacín recién cocido En cinco minutos puedes decirme muchas veces cuanto me has echado de menos. 
Mientras preparo las tazas, adereza tú con el jengibre, la cúrcuma o la soja, lo que prefieras. Hoy la cocina está de fiesta.
Buscas una cuchara de mango largo y mientras te inclinas para mirar, te robo un beso.
Está muy rica la crema. Están más ricos tus besos y también alimentan.

martes, 18 de marzo de 2014

CARTA A MANUEL

Hola Manuel, ha hecho un día precioso de sol radiante. La temperatura de primavera, claro, y las gaviotas jugando sobre las olas.
Me asomé a la barandilla del paseo y no te vi por San Lorenzo.
Pensé en que tendría que haber ido a dar una vuelta contigo.
Cuando pasé por el lado de la cafetería acristalada, esa por la que entra la luz del mediodía real, quise mirar hacia dentro para ver si te encontrabas leyendo el periódico. No creo que pudieras sorprenderme con ninguna noticia de tan monótonas como son, sin embargo, me hubiera gustado percibir tu sonrisa. El caso es que unos hombres encargados de limpiar los cristales, hacían lo propio y con largos palos acabados en esponjas absorbe-espuma, ocupaban todo el ventanal con su uniforme azulillo y sus artilugios de limpieza.
Podría haber entrado y mirar pero soy tan tímida a veces que no quise sentirme observada por las personas que, en su interior, estarían tomando el aperitivo.
Un rato más esperé sentada en un banco frente al puerto pesquero. El faenar incansable de aquellos hombres y sus redes me llevó a esa hora en que aquí, en el Mediterráneo, el sol empieza a ocultarse.Y aunque se que allí no es igual, que en el Cantábrico, cuando se presume de sol, se presume durante más horas, sentí frío porque no había llevado la chaqueta. No pensé que la espera fuera a ser tan larga.
Mañana volveré, tal vez entonces podamos tomar ese café o retomar la conversación pendiente, sobre libros y poemas, sobre la vida, sobre la amistad y como siempre darnos un abrazo para sellarla.

domingo, 16 de marzo de 2014

MÚSICA Y LETRA

Se sentó delante de una página en blanco, la miró durante mucho, mucho tiempo, un tiempo que para ella, sin embargo, fue un segundo.
Sonaba tras de la página la Sinfonía Fantástica Opus 14.
La  música in crescendo y sus dedos quietos, inmóviles, fijos y fríos rozando las teclas sin presionarlas.
A su derecha la P, la L y la M y el oboe empeñado en destacar.
A su izquierda un pen drive de color naranja con forma de caramelo hacia titilar una lucecita, para recordarle que esperaba un documento.
Lo magnífico de los violines y las flautas mezclado con el ir y venir de sus ojos sobre los signos de puntuación y las cedillas francesas y la página llamándola y ella ausente despidiendo el domingo.
Por fin,  fue el acto final de la pieza la que la devolvió a su silla y a su mesa y se vio,sin saber como, reflejada en la pantalla grisácea del televisor,
con el pelo recogido en un mar de rizos elevados y sin sonrisa en su rostro.
No le gustó la imagen  proyectada  sobre aquel aparato insolente y aburrido y cambió, aunque estaba a punto de finalizar,  la melodía, sustituyéndola por el Concierto de Violín Número 4 en Do menor. Las nuevas notas desprendieron, con suavidad, las horquillas que sujetaban su pelo y le pusieron una sonrisa a la vez que la invitaron a levantarse de la silla.
Con pasos ágiles la condujeron por la estancia hasta llegar a la ventana. Retiraron la cortina de transparente caramelo y la enredaron en la enredadera, dejando que unas flores de rojo bermellón le hicieran cosquillas en los tobillos.
Con los ojos cerrados pudo ver la luna mientras se balanceaba acunada por las notas.
El vestido invernal que hacía un momento cubría su cuerpo, mudó en telas superpuestas de un rojo violáceo y los nudos que minutos antes ahogaban su garganta cayeron mezclándose con la hojarasca que el viento trajo hasta su puerta.
Liberada de su jaula de pensamientos, dejó que sus oídos se deleitaran con el piano de Liebestraum nº 3 en La menor. Saltando de tecla en tecla, ahora con los pies juntos, ahora dando grandes zancadas,  trataba de interpretar cada estrofa y emular la melodía con su danza.
Coincidiendo con la última nota, la mujer se zambulló exhausta en la última ola de la madrugada.
Para cuando el sueño placentero entró en su cuerpo, el folio estaba lleno de letras que describían música mientras sonaban palabras. Letras que bailaban al son de los sentimientos. Letras que soñaban besos.

martes, 11 de marzo de 2014

CENTELLA

Trasciende la troposfera y purificando el aire viciado de la ionosfera, me colma de auroras boreales  y me protege del viento solar.
La mayor tormenta en la que me he visto envuelta se gestó el día en que chocaron impetuosamente nuestras bocas y con ellas un cúmulo de sentimientos y deseos anudados  se enfrentaron arrancando un susurro atronador del fondo de nuestros cuerpos.
Mi tormenta tiene nombre propio y voz cálida.  Me fascina exponerme, descalza y desnuda,  y que toda su carga eléctrica en un segundo me atraviese para luego,  hacerse intemporal.
Sobre la cima más alta, somos viento racheado y energía luminosa que rota sobre un eje.
Sublime es el momento en que dejamos de ser materia para convertirnos directamente en vapor  y formando una nube colmada de rizos castaños nos hacemos indivisibles y neutros.
Después, cuando la tormenta cesa, la estancia se oscurece y abrazados soñamos la Tierra.



jueves, 6 de marzo de 2014

SECUENCIA


I

No eran los mismos árboles, algo había cambiado en aquel rectángulo diseñado para jugar. Nunca me había parado a mirar el lugar desde esa perspectiva, y pude ver, sin ser vista, las ventanas desde las que tantas veces me asomé.
Me sentí triste. Me sentí espía sin caso. Di media vuelta y tomé el camino a casa.
Conocí una vez a una anciana atormentada por los recuerdos del pasado, aquellos que durante mucho tiempo estuvieron dormidos en un lugar insondable para los neurólogos y los interpretes de sueños.
Si algún día quiere resurgir en mi,
un recuerdo olvidado, que siempre os tenga como protagonistas, que siempre esté colmado de abrazos.





II

Luego sonó el teléfono y escuché tu voz. La nostalgia dio paso a la luz. Tuvo sentido la montaña nevada, el límite de velocidad, la desnudez de los árboles y la melodía del momento.
Si alguna vez, cuando sea mayor, un recuerdo olvidado quiere venir a perturbar mi sueño, que el recuerdo me recuerde que todo tuvo sentido el día que escuché tu voz por primera vez.