Traduciendo los sentimientos

martes, 29 de octubre de 2013

GEMELAS DEL ALMA

Se conocían desde siempre pero no habían reparado en ello. Lo descubrieron casi a la vez pero fue una la que se lo hizo notar a la otra.
 Después de saberlo se miraron intensa y pausadamente hacia dentro y, de regreso, cuando sus ojos se encontraron de nuevo, estuvieron totalmente seguras.
Con diferente edad física y la misma edad espiritual,  con experiencias en distintos tiempos y, sin embargo, con el mismo planteamiento de vida. Pensaban igual y sentían lo mismo, se emocionaban con los mismos hechos y se dolían en circunstancias iguales. Reían ante las mismos sucesos y se entristecían con idénticos duelos.
Dos niñas renacidas cada día de lluvia. Dos mujeres que se apasionaban con cada rayo de sol. Dos personas emotivas cada día de otoño. Dos almas cálidas frente al helor del invierno.
Con distinta tonalidad de piel y de cabello. Con distinto tamaño y color de ojos. Con tan diferente aspecto y sin embargo, gemelas, gemelas del alma.

lunes, 28 de octubre de 2013

LUCES Y SOMBRAS

Todo fue muy extraño, de pronto una gran nube tapó el sol y durante un número incontable de minutos todo estuvo oscuro y en silencio. Hubo un apagón generalizado y el frío empezó a subir por sus pies. Buscó a tientas unos calcetines y los colocó con esmero sobre sus pies llenos de pequeñas durezas. Se acurrucó sobre su cuerpo haciéndose un ovillo en el que no se distinguían las extremidades del tronco. La cabeza como la de un pequeño pajarillo dormido esperaba, con los ojos cerrados, a que la vida resurgiera.
No supo cuanto tiempo había pasado cuando empezó a abrir los ojos. Sabía que era muy tarde, pudo ver sobre el suelo de su habitación el reflejo de la luna. Se habría quedado dormida. Dormida y congelada. Sus dedos eran trozos escarchados pendiendo de la masa insensible que eran sus manos. Las sacudió, con rabia, con furia, y mientras lo hacía sintió como la sangre, la vida, volvía a ellas. Se alegró de que así fuera, se incorporó poco a poco, era doloroso estirar cada músculo después de tanta tanta tensión. Se puso en pie y con decisión abrió la puerta. La luz de una estrella iluminó como un foco el sendero por el que caminó toda la noche, la necesitó entera para comprobar que todo estaba intacto. Esperó impaciente pero como era de esperar, el sol brilló con todo su esplendor en el nuevo día.

jueves, 24 de octubre de 2013

DIAGNÓSTICO

No le gustó nada aquella estación de autobús, siendo igual que todas. Muchas veces antes estuvo en otras y no le parecieron tan horribles y desangeladas. Había algo en aquel lugar, algo inquietante. Le parecía que todo el mundo reparaba en ella. Sentía la mirada incisiva de todos los viajeros sobre su piel. Quizá fuera porque tenía que permanecer horas interminables en ella, esperando al siguiente autobús. Para el anterior nunca llegaba a tiempo y no es porque no corriera, corría mucho, últimamente siempre corría. En las calles, en la casa, en el trabajo. No había nada que la hiciera parar, nada que propiciara la calma. Ruidos de todos los lugares se habían instalado en su cerebro y escuchaba su nombre con sonido envolvente y amplificado. Su nombre el que rezaba en la partida de nacimiento, su nombre coloquial, el diminutivo de su nombre y hasta el sobrenombre, pronunciados en distintos tonos y con distintas frecuencias. Entre llantos, sobre risas, con exigencia, con desesperación, con impaciencia... su nombre... el ruido...la estación.
El médico dijo que tenía un cuadro de ansiedad importante pero no grave y que en ningún caso firmaría una baja así que podía, sin problema, seguir haciendo su vida normal.
Ese hombre no sabía de lo que hablaba, ojalá sus palabras se le atravesaran en la garganta, pensó mientras en la estación evitaba la mirada de un anciano que se sentó frente a ella, ojalá la justicia divina interrogase a ese hombre sobre su veredicto para con ella, ojalá un día alguien le hiciese ver el sinsentido de la frase: hacer una vida normal, que con tanta autoridad pronunció en su consulta.
Cogió un periódico y lo abrió por un lugar cualquiera. Posó sus ojos sobre una palabra cualquiera y allí se detuvo. Eternamente detenida en aquella palabra, vio pasar su vida por delante, entremezclándose con los titulares y los pie de foto, por un momento bajo la guardia y sintió un cierto alivio al pensar que solo faltaba media hora para que su autobús llegara y una hora y media más para llegar a su casa. Le reconfortó pensar en una manta de pelo suave sobre la cama. Una manta sobre la que cerrar los ojos y perderse por un tiempo, como un oso hibernante.

miércoles, 23 de octubre de 2013

MEJOR. PEOR... DIFERENTE

Dijo que quería un hombre maduro, uno que la guiase, uno que la meciera entre sus brazos, un hombre de los de verdad, de los de antes, dijo.
Sus amigas le prepararon una fiesta con luces de colores, globos, champán y hombres. Amigos de amigos de sus amigos. Algunos conocidos de vista, otros anónimos.
Ella llegó más tarde, se había estado arreglando para el evento. Como era una chica muy natural y siempre hacía gala de ello, así se presentó, natural:
Se había puesto en las pestañas  una máscara de nueva generación que le hacía sentir que sus ojos eran dos faros verdes y como tales debían deslumbrar a todos aquellos hombres que habían venido por ella. Colocó unas extensiones en su pelo y su melena artificial y serpenteante se extendía por la mitad superior de su cuerpo como si de Medusa se tratara.
Su falda era tan corta que al elevar el pie para dar un paso podía adivinarse su ropa interior de muñeca. Su blusa de un blanco impecable apenas si la dejaba respirar.
Al principio, los chicos estaban tan asustados al ver tanta pestaña entrecruzada  y tanto pelo en vaivén que se quedaron replegados, protegiéndose los unos a los otros.
Ella, que era natural como nadie, se encaminó con movimientos ensayados hacia ellos para observarlos de cerca.
Sus amigas la acompañaron hacia la arena y allí cayeron, en los primeros minutos, cuatro de los siete que inquietos y excitados le sonreían. Verdaderamente era una chica muy guapa.
Uno era bajo, comparado con ella era como un niño pequeño y no tenía buen cuerpo, eso le dijo ella sin un atisbo de nerviosismo.
Otro era muy mayor, le sacaba seis años y sobre todo, tenía los dientes torcidos. Esto último no se lo dijo, pero mientras le hablaba, sus ojos estaban clavados en ellos.
El siguiente era estudiante y por tanto, culturalmente más preparado que ella. Llevaba gafas y le gustaba leer. Ella expresó en voz alta que de seguro se iba a aburrir a su lado, quería vivir, ir de fiesta y patear las calles con sus amigos.
El cuarto en discordia abandonó la fiesta por su propio pie al ver que ella no buscaba en un hombre todo lo que había dicho. Lo supo cuando sin mirarlo aún, se acercó hasta la puerta para pedir un cigarrillo a un chico ajeno a todo aquel movimiento que entró con una amiga. No le pareció, por su aspecto y su forma de dirigirse a ella que encajara con el perfil que la chica buscaba, sin embargo, ahí estaba feliz de haberlo conocido en tan preciso momento.
Cuando iba por la calle recordó una película en blanco y negro que vio recientemente. Tiempos en los que unas personas se casaban desde la distancia, por poderes, le llamaban a eso.
Nunca se habían visto, sus padres los comprometieron desde que eran  pequeños y luego, cuando la edad fue apropiada, se embarcaron en el sueño de amarse después de que el roce hiciese el cariño.
Una amiga de la chica fue tras él y le preguntó por qué había abandonado el recinto con tanta premura, si su amiga no lo había rechazado.
El solo acertó a decir: Ciertamente han cambiado mucho los tiempos.



martes, 22 de octubre de 2013

REENCUENTRO

La miró con tanta delicadeza que ella apenas se dio cuenta. Sin embargo, al cabo del tiempo, lo supo. Él conocía cada detalle y cada gesto de su rostro. Sabía de cada pliegue y de cada minúscula mancha en su piel,  del tamaño de su cintura y del de sus manos. Sabía cuánto tenía que abrir los brazos para rodear sus caderas y como de pequeños eran sus pies. Sabía incluso de sus heridas, de sus miedos e inquietudes sin que ella, aún,  se las hubiese mostrado explícitamente. Sabía que, para recuperar la paz que un día perdiera, sería  infinito el número de besos que debía darle cuando aquella mañana se posó justo a su lado con las alas rotas. Sabía además que no fue casualidad pues él también la esperaba.
Todo esto lo supo ella después.

En el instante en que este prodigio ocurrió, no podía hacer otra cosa que no fuera dejarse acariciar por su voz cálida. Lo había echado tanto de menos.

domingo, 20 de octubre de 2013

COMPLICIDAD

Te escribiría incansable en esta noche de octubre, ya sabes, narraría con todo lujo de detalles todos los sentimientos que se mueven al mismo compás de la música que ahora suena, sin embargo, qué falta hace talar árboles si tú, sientes y sabes todo en cuanto te pierdes en mi interior. Me gusta así: claros, transparentes. Navegando sin remos. Solos tú y yo, Nunca a la deriva. Siempre sin brújula ni relojes. 


jueves, 17 de octubre de 2013

17 DE OCTUBRE

Qué pena que lo que haya que celebrar hoy sea el día de la erradicación de la pobreza. Qué pena no desterrar ese día del calendario, del tirón, arrancarlo sin piedad, alegremente, romperlo en pedazos y echarlos a volar.
Qué pena que esos vándalos que roban de día y a cara descubierta no sientan, aunque solo sea un poco, las necesidades de esos otros que hace muchos, muchos años venimos viendo, día si y día también cargaditos de moscas en sus lagrimales.
Las noticias, nada halagüeñas, lejos de igualar la cesta de la compra, la distancia, por cada minuto que pasa, un poco más.
Antes era África, sus guerras internas y su nomadismo perpetúo la que nos acompañaba a los postres y mientras en la cucharilla se derretía el helado, sus vidas se abrasaba en un mar de tierra estéril.
Ahora, África y sus campamentos interminables interesan poco porque más cerca, mucho más cerca, al lado de nuestra casa, habiendo grandes superficies donde se tira el excedente para no abaratar, las moscas también se ceban en los que forzosamente están detenidos.

De la picaresca ya hablamos otro día, que ya se que habrá quien lo esté pensando por anticipado.
Hoy toca erradicar, no la pobreza, que no debería existir, es tiempo de erradicar a quien la propicia en pro de sus intereses.


miércoles, 16 de octubre de 2013

MIS ZAPATITOS DE TACÓN

Sobre sus zapatos de tacón era toda una personalidad o quizá, sería más acertado decir que era todo un personaje. Caminaba segura de si misma y no le importaban en absoluto aquellas miradas incisivas que encontraba a su paso, sobre todo porque no veía prácticamente nada. Su charla dislocada y sin sentido ahuyentaba de su lado al grueso de las personas conocidas pero no reparaba ella en esas minucias. Su existencia era suya y la vivía como quería, en la más absoluta irracionalidad de horarios.
Un día sufrió un desvanecimiento inoportuno y fue a darse de bruces con un automóvil que transitaba por la calle. Tuvo suerte de que la conductora, respetuosa con las normas de circulación, no sobrepasara los treinta kilómetros por hora, de no ser así, lo que se quedó en una anécdota podría haber sido una tragedia, pero, eso sí, su pierna se quebró y para su desgracia se vio obligada a dejar de lado sus tacones.
No tomó calmantes para aminorar el dolor de su extremidad dañada, los tomó para calmar su ego, para no sentir la indignidad al verse disminuida en quince centímetros y caminar sobre zapatillas de vieja, cuando ella solo tenía ochenta años.

jueves, 10 de octubre de 2013

EL CAMINO A CASA

Aquella noche no pudo dormir. Había subido mil y una vez las escaleras cargada de maletas y bolsas, sin embargo, no  tenía sueño. La emoción se concentraba en sus ojos de tal modo que era imposible cerrarlos. Se sentía como un gato en la noche, iluminando el cuarto con su destello.
Quizá fueron dos horas o quizá fueron cuatro el caso es que se levantó sin una pizca de cansancio en su cuerpo, ni siquiera se había despeinado.
Debajo del agua templada extendió el perfume del azahar sobre su piel para pasar luego a vestirse apresuradamente. Deseaba más que nada salir y emprender el viaje.
El camino desconocido, lejos de inquietarle, le sirvió de acicate.
Llegó dos horas antes de lo previsto
pero no se impacientó en absoluto. Sentada frente al volante de su coche, observó a cada transeúnte y se recreó en cada árbol. Todos los segundos de aquel día, tuvieron un significado nuevo y especial y todos los vivió como una vida, intensa y felizmente.

miércoles, 9 de octubre de 2013

METAMORFOSIS

El primer gusano que tejió su capullo no sabía muy bien donde se metía.
Al segundo se le vio más confiado.
El tercero comió hojas sin parar, como si quisiera acelerar el proceso.
Antes de que el cuarto desapareciera del todo bajo su propia seda, alguien se le acercó para hacerle una entrevista.
Buenos días ¿cuál es su nombre?
Buenos días respondió el gusano, este periodo de la vida es tan efímero que el nombre no importa.
¿Podría explicarme que se siente ahí dentro?
Pues verá, pasamos una etapa de la vida siendo observados de manera continuada, sin intimidad para comer ni para dormir.
Cuando estamos aquí dentro, de pronto se hace el silencio de manera que solo escuchamos nuestros pensamientos. Es una etapa dorada de reflexión y maduración. Solo cuando el conocimiento de nuestro yo es completo, salimos. La magia surge en forma alas que dan expresión a nuestra libertad recién adquirida.
Dicho esto, cerró el pequeño agujero que le quedaba por tejer y se perdió en su mundo interior dejando al entrevistador con la boca abierta.

martes, 8 de octubre de 2013

TODO EN SU MOMENTO

En los próximos tres días no esperaba a nadie.
Se aseó, se puso su mejor camisón y con su libro de poemas decidió  esperar a la muerte. Era una noche inigualable para tener una cita con ella. Estaba en paz con el mundo y consigo misma.
El cuco proclamaba a voz en grito que eran las tres de la madrugada cuando lo recordó: ¡Era el día de su aniversario de boda!
Cada año  hacía las tortitas preferidas de su ya difunto marido y luego iba al cementerio y las comía frente al panteón familiar donde podía leerse “Revolveré el cielo en cuanto llegue. Todo con tal de encontrarte”
¡Era un despiste imperdonable! Se levantó con la agilidad de una colegiala y en la cocina preparó una masa compuesta de leche, huevos, harina, almendras, azúcar, canela y anises. Para cuando estuvo horneada, ella estaba dando cabezadas contra la mesa.
Antes de salir con las tortitas y, contra todo pronóstico, llamaron a su puerta. Ella que no esperaba a nadie arrimó su ojo a la mirilla y alcanzó a ver al portero que no traía buenas noticias. Durante la noche, su vecina y amiga, la señora Elena, había recibido la desagradable visita de la muerte.


lunes, 7 de octubre de 2013

VIDAS DEL TREN

Ha pasado el tren de las diez y diez, antes paso el de las siete y diez y aún antes el de las tres y diez.
Los miro desde la casa y me pregunto quién irá dentro. Te miro y te hago esa pregunta. Te encojes de hombros. ¡Quién sabe!
Personas anónimas y cansadas después de un duro día de trabajo, regresan al hogar.
Personas que al introducir la llave en la cerradura, exhaustas y acaloradas, encontrarán distintas situaciones:
Un hombre de mediana edad, por ejemplo, que, arrastrando los pies llega hasta la cocina y la encuentra vacía de alimentos y de vida. Los alimentos pueden comprarse pero las vidas no y su soledad se hace aún más insoportable cuando se da cuenta de que el tiempo pasa como un cometa pero a diferencia de éste, ni siquiera el destello deja.
Una señora que duda si abrir la puerta porque escucha un griterío de niños tras ella y está rendida. Una abuela despeinada y ajada la espera con impaciencia. Esto ya no es para ella, ya crió a sus hijos, no soporta tener que criar a sus nietos y aunque no lo dice, aunque calla siempre, el dolor de su garganta es una manifestación evidente de su impotencia.
Un hombre que parece optimista y que no necesita utilizar la llave para entrar porque su compañera lo espera cada día en el balcón con los ojos llenos de chispas. Se lanza a su cuello y lo besa repetidas veces mientras él no sabe si quitarse el uniforme de trabajo primero o seguirla en sus besos ya que desea las dos cosas con igual fuerza.
El maquinista no se baja en esta estación, aún le queda un tramo largo para llegar a su destino. Desde su ventanilla observa a una mujer en un jardín que se pone la mano de visera para que la luz del sol no le impida ver el tren de mediodía. Un hombre se acerca a ella y apartando su cabello la besa en el cuello.
El maquinista desea más que ningún día llegar a su casa para besar con la misma pasión a su mujer y entonces recuerda que ella no está. Se fue un día de otoño. Todo estaba intacto en la casa. En el armario, sustituyendo su ropa quedó un papel doblado que no era una
despedida. La lista de la compra no hizo más que agravar su sufrimiento al recordar el día que compraron juntos el jersey que esta tarde llevaba puesto.

NECESIDADES

Se adoptaron mutuamente. Él extrañaba una madre. Ella tenía muchos consejos que ofrecer.
Acordaron reunirse cada tarde en el jardín de la casa y, mientras las notas musicales atravesaban los visillos de color café y las campánulas se abrían a la nueva temporada, él descubría un mundo inmenso en la caja de la costura y ella recuperaba cada uno de los refranillos que permanecían aletargados en su memoria.