Traduciendo los sentimientos

domingo, 28 de noviembre de 2010

En la plaza de América

¿Os ha pasado alguna vez a vosotros que os encontráis con una persona y cuando lleváis un rato charlando con ella os dais cuenta de que os ha robado la energía? eso me pasó hoy a mí, me levanté optimista y dispuesta a pasar un bonito día, me vestí para la ocasión y salí a la calle sonriente, conduje el coche bajo un sol otoñal y me dirigí a una plaza emblemática de mi ciudad, de esas abiertas donde puedes recoger los rayos de sol de todos los rincones, eso me recuerda que escribí un día un cuento en que un rayo de sol se humanizaba, lo llamé Arnaldo, a ese rayo, luego hubo quien me dijo que la historia era bonita pero que ese nombre... bueno, en fin, que me desvío del tema.
Me bajé del coche, le di sesenta céntimos al aparcacoches de indescriptible nacionalidad y me encaminé hacia la plaza que lucía espléndida bajo el sol. Las hojas de las plantas chorreando aún gotas por el chaparrón insistente que ayer duró todo el día, la cerámica de los bancos encharcadas y las rosas del jardín con el tallo agachado, muchas tronchadas ya por el viento y la lluvia. Me sentía tan plena en ese momento, mirando aquí y allá... duró poco la plenitud porque al mirar hacia un lado entre los jardines había una mujer de larga melena cortando una rosa... la reconocí enseguida y la llamé para no pasar sin saludarla. Se sorprendió de mi presencia allí y enseguida vino a saludarme. Paseamos por el parque porque he de decir que el sol si que me ha dado, de espalda y de frente. No me he dado cuenta de que la conversación se ha convertido en un monólogo hasta que no he visto un reloj digital instalado en una esquina del parque, habían pasado casi dos horas y yo seguía escuchando sus vivencias y su versión de los hechos. Ciertamente que la vida de algunas personas es asombrosamente intrincada y difícil pero cuando me he despedido de ella, me he sentido tan agotada y triste que casi he arrastrado los pies hasta el coche. He vuelto a casa tratando de dilucidar por qué me afectan tanto y tan negativamente este tipo de cosas y en realidad sólo he llegado a la conclusión de que, por mi bien, debería ser menos sensible ante las causas ajenas ¿alguien sabe como se aprende eso? porque yo llevo ya un tiempo en el aprendizaje y la teoría me la se de memoria pero ¿y la práctica?

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