Traduciendo los sentimientos

jueves, 25 de agosto de 2011

NO HAY ABISMOS

Cuando dijo: "es como tirarse al vacío. Eso sí, un vacío algo lleno" lo dijo de forma tan imprecisa como el que habla del calor que hace en verano.
Después de pensar un rato en ello concluí que era una tontería perder el tiempo con eso y seguí inmersa en mis tareas.
Esa noche tuve un sueño:
Una vaca mordía mi mano y me retenía, en estas estaba cuando llegó el hombre de rostro amado y me liberó de la prisión de sus dientes herbívoros, luego caminamos uno al lado del otro, en silencio. El camino era llano y el mar se divisaba a lo lejos infinitamente extenso y en calma, sólo en un lugar las olas encrespadas chocaban insistentemente contra una roca que, lejos de aparecer redondeada por la fricción, se alzaba hiriente y escarpada, recortando el azul espumoso.
Emulando al sabio exclamé ¡EUREKA! ahora lo sé, el abismo es golpear una y mil veces la misma roca, volver una y otra vez al mismo pensamiento, horadar la mente con ideas vanas y carentes de vida. No sé porque dijo esa frase, concluí, pero no se refería a mí. Hay ideas felices, nuevas inquietudes y muchos sentimientos en la mía. No hay abismos, no hay vacíos.

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