
Se cerró la puerta y se hizo el silencio más absoluto. Habían crecido tanto que su vida les pertenecía solo a ellos.
El vocablo "mamá", sin embargo, quedó suspendido del aire, atrapado quizá en aquella vieja telaraña que nunca limpio para que no se pierda su eco.
Mamá, mamá, mamá.
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