Traduciendo los sentimientos

martes, 9 de febrero de 2016

CUENTO PARA EL HOMBRE QUE AMO





Era bien entrada la noche cuando ocurrió. Siempre le había gustado volar, sin embargo, la cotidianidad y las responsabilidades le habían convertido en un hombre desilusionado. No entendía el sentido de su vida si todo se reducía a las cotas que un reloj impaciente le dictaba. Una noche, de camino a casa, le sucedió lo que siempre había soñado. Una luz arcoiris lo envolvió y lo abdujo.
Algunos vecinos se preguntan aún por su paradero, sin darse cuenta de que lo ven cada tarde cuando el sol se pone. Sobrevuela el parque donde antes se sentaba y puede verse su silueta ligera envuelta en una aureola de luz. El espacio sin tiempo es su casa.

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