Traduciendo los sentimientos

miércoles, 10 de agosto de 2016

SUEÑO DE VERANO

Soñé que corría el mes de julio y que paseaba por una avenida cuajada de adelfas contigo. Soñé que tú, mamá
, sonreías y te maravillabas por la luz y el colorido y porque la brisa del mar se pegaba a tus brazos desnudos. Tu pelo blanqueando sobre tu rostro lo dulcificaba y embellecía. En cada paso que dábamos, nuestras miradas sin cruzarse, sabían de los sentimientos de nuestros corazones.
Si tú ya no tienes lágrimas, yo no quiero llorar para no entristecerte, pero echas de menos los besos de tu caballero y aunque no llores, tus ojos lo dicen  a gritos. Me abrazo a ti y procuro que no te falte ninguno.
Más tarde me senté en la cocina y en el humo que emana de la taza del desayuno me doy cuenta de que todo lo anterior no había sido un sueño porque aquí están tus huellas, las de tus pies sobre las losas, las de tu cuerpo sobre la cama, las de tu amor sobre cada planta que ha reverdecido con tus cuidados.
El mes de julio se llenó de emociones y sentimientos cuando se abrió la puerta y apareciste con tu maleta, tus pájaros y tu perro. Como sacada de un cuento de la infancia, entraste y permanecimos abrazadas el resto de los días.

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