Traduciendo los sentimientos

lunes, 23 de marzo de 2020

Sueños por cumplir

Parece que el tiempo se había empeñado en no favorecernos. Hace ya muchos años que llegamos a esta ciudad y aquí seguimos con todos nuestros proyectos en la mente,  muchos de ellos realizados y otros aún por cumplir. Se acercaban unas fiestas que  prometían ser muy bonitas,  viajando por distintos lugares, compartiendo la risa, la comida y la cama. Un viaje de los siempre soñados, de esos en que uno puede perderse porque nadie lo está esperando. Un viaje cogidos de la mano, surcando el cielo y el mar. surcando la risa, surcando los abrazos. Sin embargo el destino la Providencia o un virus fabricado o no, ha venido a interrumpir el periplo que teníamos dispuesto y ahora nos hemos quedado aquí tras las ventanas. Fuera llueve, llueve insistentemente. Alguien llora ahí fuera,  pero no escucho de dónde procede el llanto, solo veo los cristales llenos de agua y no puedo detenerlo. Miro desde dentro y me asomo fuera, inquieta y vuelvo a sentarme y miro de nuevo y los cristales se siguen llenando de gotas, pero no sé de dónde procede el llanto.
Aquí estoy amor esperándote como tantas noches como aquella vez que escribí que era Penélope que esperaba a Ulises, tú,  pintando en aquellos lienzos que por la mañana borraba. Aquí estoy amor esperándote mientras escribo y mientras  como ahora todos dicen teletrabajo. La palabra del futuro teletrabajo. La palabra impuesta teletrabajo. La palabra que nos recuerda que hoy estamos confinados y aquí sigo tras los cristales mirando de dónde procede el llanto y nadie me dice nada porque la casa está vacía,  completamente vacía y solo yo paseo de un lado a otro buscando por las distintas ventanas,  a ver de dónde procede el llanto. Quizá mañana podamos estar juntos y se cumplan nuestros sueños. Quizá podamos  hacer ese viaje que tanto anhelábamos y acercarnos a los que nos quieren y abrazarnos y besarnos. Y tú conmigo y yo contigo,  hacer el amor como si fuera el primer día y como si fuera el último. Abrazarnos y nunca más despegarnos.

No hay comentarios: