Tus ojos están cargados de sol y, tus pupilas se asemejan a la luna llena. Te sienta bien el verde, que contrasta con el cielo...tan oscuro y misterioso. Tienes un puntito brillante junto al párpado derecho. Es el lucero del Alba que está enamorado y me sigue a todos ĺados. Como no pude deshacerme de él y se cansó de dar vueltas, se ha quedado ahí, quieto, para siempre. Ahora es como un pequeño lunar de brilli/brilli, que me alumbra en las noches menguantes.
Mis ojos reflejan toda la luz del sol, sin embargo, el que los mira con profundidad, ve la cara oculta de la luna, sus cañones y sus cráteres. El viento solar cimbrea mis pestañas y uno a uno se van desprendiendo los cocos que, por el efecto de la gravedad, impactan unos contra otros, rompiéndose en mil pedazos. Es entonces cuando mi cuerpo recupera su temperatura. El sol perdiéndose en el horizonte me da una tregua y mis párpados, agostados, pueden por fin cerrarse.
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