Traduciendo los sentimientos

domingo, 1 de junio de 2014

COLORARESAND


Lo que hace a Coloraresand diferente de otras ciudades es que en vez de estar construida con arcilla, barro, cemento o piedra, tiene miles de granos de cuarzo.
La arena de colores inimitables, cubre completamente las calles. Las habitaciones están colmadas de moluscos bivalvos y caracolas que, en otro tiempo tuvieron una vida libre y repleta  de avatares. Sobre las escaleras se posa una gaviota despistada y en el suelo dejan sus huellas los correlimos. Encima de los tejados las cometas saludan a los navegantes y hacen guiños a los enamorados.
Si los habitantes pueden andar por la ciudad subidos en altísimos zancos sin que se hundan en la arena, no lo sabemos, pero estamos seguros de que descalzos sentirán bullir la vida bajo sus pies. Les conviene quedarse quietos y tendidos en las horas de más calor para que sus cuerpos recobren la humedad perdida en su actividad frenética entre las olas.
Todos los lugares están a mano, solo hay que echarse a nadar para poder llegar a casa del rey o a casa del pescador.
Hay quien dice que las sirenas no se han visto nunca, sin embargo, unas medusas espectaculares, de colores irisados y brillos galácticos llenan la noche de magia y, lo más importante, ¡no son urticantes!

De noche, pegando el oído al suelo, puedes sentir cómo el agua discurre por entre los granos de arena y cómo pequeños cangrejos hacen túneles con su larga pinza, la misma que luego sacan fuera para que la limpie la corriente, mientras ellos permanecen reposando sobre la humedad del suelo enfangado buscando el fresco.

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