Traduciendo los sentimientos

miércoles, 18 de junio de 2014

DÍAS DE VISITAS

Se fue el grillo y vino una mariquita. Se metió en casa detrás de mí, a traición, mientras abría la puerta. Fue más rápida que yo y se acomodó rápidamente en un lugar privilegiado del salón, tan privilegiado que no pude encontrarla en unos días.
Hoy apareció tras la cortina, miraba hacia la calle a través de los cristales. Claro, era lógico, echaría de menos el aire libre, el ir y venir a placer entre las plantas, sobre todo, echaría de menos, comer. Me acerqué a ella y traté de cogerla suavemente para llevarla al exterior pero me hizo frente y volvió a esconderse.
Esta noche, mientras cenaba, ha venido buscándome, se ha posado sobre los folios garabateados de rojo. Me ha mirado, diría que me ha implorado y yo, que la he entendido, la he transportado sobre el papel acompañándola a la calle. Cuando he abierto la puerta del mismo modo que entró, con la misma avidez, se ha marchado.
A veces, no sale bien eso de cambiar de aires.

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