
Sintió que era como una historia perdida. Su voz llegaba a todas partes, sin embargo, dudó de que la voz lo fuera todo como pensaba.
Quizá su vivir y desvivirse no hubiera sido suficiente. Ahora tenía la sospecha de que a lo mejor, todo lo bueno se había ido con ella y que el vacío más absoluto se apoderó de cada esquina y de cada pliegue de aquellas cortinas que con tanta ilusión confeccionó. O tal vez, como diría aquel mago, todo era un producto de su imaginación.
Sí, eso debía ser.
Prefería pensar así era.
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