Traduciendo los sentimientos

sábado, 13 de junio de 2015

NUESTRO UNIVERSO

Llegaste y me besaste repetidas veces. Tu voz animada dejaba entrever un atisbo de cansancio físico. En tus pies reconocí la huella del camino ardiente.

La noche anterior había recorrido alegre nuestros campos, para recolectar estrellas con el fin de decorar el techo de nuestra alcoba.

Entonces hoy no hace falta encender la luz, me dijiste en un susurro, cuando contemplaste el espectáculo.

Enseguida se escucharon nuestras risas y luego, más tarde nuestra respiración apacible y acompasada.

Las estrellas, una a una salieron de puntillas por la ventana para no hacer ruido, no querían despertarnos.

Mañana saldré a buscarlas de nuevo, dije acomodándome en tu abrazo.

Uhmmm, dijiste, adormecido.

Reconozco ese sonido, pensé, siempre lo hace cuando afirma, incluso en sueños me quiere.

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