Traduciendo los sentimientos

sábado, 13 de junio de 2015

VIAJE DE PLACER

En un tren, sentada al lado de la ventanilla y en la dirección de la marcha,  abrió un libro que había dejado hacía meses. El trabajo y la pereza habían sido, entre otros, obstáculos para avanzar en su lectura.
Una hora y media por delante, el asiento de al lado vacío y la temperatura ideal contribuyeron a que lo sacara de la bolsa de papel y retomara su lectura.
EL sonido procedente de una grabación  y el pitido chirriante del tren anunciaban la proximidad de las estaciones, sin embargo, ninguna de las veces escuchó en qué pueblo pararían en escasos minutos, no le hacía falta, tenía billete para trayectoria completa.
El viaje de vuelta fue igual de apasionante.
A partir de ese momento, al menos un día a la semana sube a un tren de cercanías, el destino no importa porque en realidad lo que la motiva es el tiempo que está viajando. El tiempo que está leyendo tranquila, sin nada que la distraiga.

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