Traduciendo los sentimientos

miércoles, 25 de mayo de 2011

COLGADOS DE LA LUNA

El cielo está tan despejado hoy que podremos ver la luna sin problema, tiene esa forma de hamaca en la que me gusta mecerte. Primero te quitaré los zapatos, con cariño, dulcemente y te invitaré a que te recuestes sobre ella. Traeré el libro de las hadas ¿recuerdas?... a ver que piense donde lo tengo...Sí, lo traeré y me tumbaré a tu lado, allí donde compruebe que la luz de una estrella permanece, para que la lectura sea amena y sin interrupciones. ¿Te imaginas que fuera una estrella fugaz la que nos iluminase? Yo moviendo el libro de acá para allá para centrar el texto, para no perder la línea y agrupar las sílabas correctamente. Tú riendo ante mi improvisado y forzoso baile de San Vito.
Ahora que lo estoy pensando... no sé si el cielo estará tan luminoso como desearíamos, mira que aquí en la ciudad todo el esplendor del universo se pierde, ya te lo decía cuando te contaba aquella historia de la mujer que balanceaba sus piernas cruzadas, a ritmo de una pieza de jazz inexistente.
Se me ocurre una idea mejor ¡dejemos el libro! deléitame con tu voz armoniosa y sensual, cuéntame en voz baja una historia del pasado, un misterio... ¡lo que quieras! Ocuparé el hueco que me ofreces entre tu pecho y tu brazo derecho, en silencio, con los ojos muy abiertos esperando el desenlace. Bésame en las comas, abrázame en los puntos y a parte. Deténte un momento ahí, justo ahí donde se descubre la trama, para que la piel se adueñe de la vibración que tu voz entusiasmada me transmite envolviéndome en el misterio, no el de la historia que relatas sino en éste de que estando colgados de la luna hayamos alcanzado la plenitud en medio de la noche universal.

1 comentario:

Unknown dijo...

Se me eriza la piel. Bellas palabras...

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