Traduciendo los sentimientos

martes, 29 de noviembre de 2011

ALMAS GEMELAS

Me preguntaba si el resto de las personas podían percibir lo que a mi se me mostraba con tanta claridad. Sentados alrededor de una mesa, codo a codo, charlando, riendo y compartiendo una bolsa de patatas, supe enseguida que estaban predestinados a convivir.
Ella dijo que tenía novio en cuanto surgió la oportunidad. Él, soltero y sin compromiso, un chico de la noche,  la música y las copas.
Sólo había que prestar atención, no a sus gestos ni a sus palabras, había que fijarse en sus facciones, tan parecidos entre ellos, tan afines, de rasgos tan llamativamente parecidos. 
Quizá lo intuían y por eso se buscaban.
Almas gemelas, eso eran. 
Un día, en otra vida un ser al terminar su existencia se dividió en dos seres de distinto sexo y hoy alrededor de ese mesa volvían a encontrarse.
Ellos aún no lo saben pero ya no podrán vivir el uno sin el otro.

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