Traduciendo los sentimientos

martes, 6 de marzo de 2012

NO SABE TANTO EL DIABLO...

La madre le dijo a sus hijos todo cuanto creía que debía decir en cada momento para que fueran personas de bien, para infundirles la importancia de los valores y del respeto a lo ajeno. Incansable repitió durante años la misma cantinela. Pasó el tiempo para todos y la mujer no por ser más mayor se sentía menos madre, así que no cejó en su empeño, ni porque ellos hubieran crecido, ni porque sin duda supieran afrontar sus problemas y ni tan siquiera porque ya no compartieran el mismo hogar; pertinaz la madre colaba entre frase y frase un consejo.
A menudo los hijos no comprenden el sentido de tanta insistencia.
A veces las madres no terminan de creer que sus hijos se han hecho tan mayores que ellos mismos empiezan a dar consejos, de cualquier modo, siempre algo queda y no sólo aprenden los hijos, también la madre es más sabia porque aprendió de sus hijos mientras al aleccionarlos observaba su respuesta.

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