Traduciendo los sentimientos

lunes, 3 de septiembre de 2012

DONDE ESTABAS ENTONCES


Descendieron de Rolls  Roice y Aston Martin tocados ridículos sobre zapatos de plataforma. Fracs y chaqués. Perfumes de almizcle, vainilla, muchas flores  y música celestial.
El sacerdote ajustó sus gafas de montura al aire.
Una mujer lloraba inconsolable mientras su marido lustraba los recién estrenados gemelos.
Un muchacho de escaso pelo y pómulos huesudos se movía  nervioso y gesticulaba señalando su muñeca.
Le informaron de la hora y le susurraron una frase al oído.
Mientras los asistentes opinaban sin ocultar su sonrisa, cómplice y morbosa, el muchacho coqueteaba con la muerte, ebrio de vino caro, en una carretera secundaria.

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